domingo, 12 de junio de 2016

PRIMER ENCUENTRO EN LA FERIA DEL LIBRO






De nuevo la feria del libro. De nuevo las firmas y los encuentros. Es jueves por la mañana y no esperamos que venga mucha gente en un día de trabajo y cole. El libro de “Atrapados en las leyendas de Madrid” de editorial Verbum, salió el año pasado y ya lo tienen nuestros amigos. No esperábamos demasiadas visitas. Sin embargo la mañana comienza interesante. No hay mucha gente pero sí muchos niños. Algunos tienen  que hacer trabajos para el colegio. Una niña lleva diez euros en la mano y pregunta cuánto cuesta el libro. “Diez euros”, ha respondido él encargado. La niña mira sus únicos diez euros, los que lleva en la mano, se gira con suavidad y sale corriendo.
El sol empieza a calentar. Se acercan un grupo de adolescentes americanos dispuestos a rellenar un cuestionario. Me recuerdan muchísimo a los que salen en la película de “Amanece que no es poco”. Uno, el que parece entenderse mejor con el idioma, nos pregunta quién es el compañero de Mortadelo. Le contesto que “Filemón”. “¿Cómo conseguir una foto de Filemón”. “Ve a la caseta de comics, es muy famoso en España”. “Es que nos han encargado un trabajo, debemos preguntar a autores”. “Está bien, preguntad”, les digo. ¿Quién ganó el premio Cervantes en el 2012? Lo sé, y sé también que le han quitado la pensión por ganar el premio y esa injusticia me cuesta olvidarla. “Caballero Bonald”, le contesto. “¿Y el Planeta en el 2012?” No lo sé. Desde que Juan Marsé nos confirmó que es un premio pactado no lo tengo en cuenta, pero me ofrezco a mirarlo en el móvil. “No, por favor. No lo podemos consultar ni en enciclopedias ni en la red”. “Lo siento”, le digo. “No pasa nada, gracias” dice el interlocutor, y luego se marcha con su grupo. Me asombra lo serios que son los americanos con las normas. Me cuesta imaginar a un español que no lo hubiese buscado a pesar de las prohibiciones. A lo mejor es por eso que seguimos votando a partidos corruptos, que los comprendemos, que los perdonamos y que jugamos a ver quienes lo son más, los nuestros o los de enfrente. Aunque bien pensado, quizá el cuestionario es más para conocer la cultura de los escritores españoles que la de los estudiantes americanos.
 Seguimos esperando la llegada de lectores. Unos niños nos preguntan si les podemos firmar en el marca páginas, si les podemos firmar en su cuaderno, si les damos galletas. No compran, los libros son caros. Compran los mayores; para mis nietos, para mis sobrinos, para mis vecinos, nos explican. Recuerdo a la niña con sus diez euros en la mano y sonrío. La mañana cada vez se hace más calurosa, los mayores compran, los niños nos hacen encuestas. Se acerca un maquetador voluntario para darnos una tarjeta por si alguien necesita sus servicios. Se la cojo porque nunca se sabe. Se acerca una pareja, son de un taller literario para que entreguemos su tarjeta a los que se acerquen a la caseta, por si les apetece aprender a escribir. La cogemos y nos comprometemos a entregarla, aún a pesar de que sabemos el poco futuro que tienen los libros, los escritores y la lectura. Pero lo que sí sé es que escribir es una experiencia única y nunca dejaré de recomendarlo, se venda o no.
"Ahora lo que mola son los youtuber", me explican. No sé lo que es pero creo que algo así como personas que bajan vídeos y están triunfando entre los chicos. ¿Es literatura, es monólogo, es pasatiempo? No lo sé, por lo que se ve triunfan también en la Feria. La colas dan la vuelta a la caseta. 

Encuentro con amigas. “Vamos a hacernos una foto juntas”. Hace tanto sol que no salen o salen muy luminosas unas, y oscuras las otras, Nos hacemos un selfie, pero no tenemos palo para distanciarnos y salimos fatal. Pasan unos policías y les preguntamos si ellos nos la podían hacer. “Podemos pero nos os gustaría cómo ibais a salir”. Nos imaginamos nuestras fotos de frente y de perfil. “No gracias”, les decimos. Reímos y decidimos hacérnoslas nosotros y que salga lo que Dios quiera. Sale lo que Dios quiere, pero estamos las cuatro. Una de ellas  firma el domingo por la tarde. Ha ganado un premio prestigioso y estaremos apoyándola en su caseta. Siguen acercándose, preguntan por el libro, por la visita, por Madrid, por nuestra obra. Se hace tarde y cada vez pasea menos gente, me despido de mis compañeras y regreso a casa. Es jueves, día de trabajo y cole, pero no ha sido una mala mañana. Creo incluso que ha sido muy buena. Es un día de junio caluroso y el sol está en su cenit. El domingo regreso a la firma, esta vez de “Gus y la casa voladora” Una novela que me ha dado muchas satisfacciones y con la que continúo su segunda parte. Es un lujo que te pidan segunda parte. Espero que guste tanto como la primera. Fue un deseo que pedí al soplar un vilano y se cumplió.

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