miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA TASA DE BASURA Y LOS CONSEJOS DEL MÉDICO







Camino porque me lo ha  recomendado  el médico. “Miro a mi derecha por si viene un coche,  a mi izquierda por si está ya verde el semáforo, pero no tengo la rapidez suficiente para mirar hacia abajo, piso una señalización para bici y me la cargo con un ciclista. “Señora, acaso  no ve que este camino es solo para ciclistas.” Me aparto avergonzada y trato de encontrar mi lugar entre la acera para bicis y el parque cargadito de  árboles centenarios. Uno  de ellos me avisa con el crujir de sus ramas, que cómo me cruce en su camino, me lanza una rama podrida y me deja la cabeza elíptica. Todavía estoy mirando al árbol cuando tengo que dar un triple salto moral para sortear un socavón.  Caigo, me levanto y, con la rodilla inflamada, trato de recuperar la estabilidad  y continuar mi paseo. Resbalo con una caca de perro que se ha hecho fuerte en la acera. Tropiezo con ramas secas que el ayuntamiento todavía no ha recogido. Vuelvo a mirar al cielo, luego al infierno y después a ambos lados de la acera. Se me disloca el cuello por la rapidez del movimiento.
Decido coger el autobús para regresar a casa de forma segura, pero me encuentro que la parada está envuelta cual regalo de Navidad con una cinta adhesiva y letras rojas “Ayuntamiento de Madrid” reza el cartel. Ni hay obreros ni se les espera, pero sí cinta. Busco la parada denodadamente porque supongo que no habrán quitado el trasporte público en una noche. Al final encuentro un lugar en medio de la nada,   parece una estación del antiguo oeste, sin bancos, sin apoyo, sin señalización, solo unos matojos polvorientos cruzan la calzada como enormes milanos empujados por el viento y un cartel luminosos que me informa del tiempo de espera, pero lo han puesto para liar porque esa tampoco es la parada. ¿Dónde está la parada provisional? nos preguntamos los usuarios. ¿Al lado del poste verde? ¿cerca del luminosos que señalan las líneas?, ¿quizá en ninguna parte? El paseo me ha dejado las cervicales y las lumbares hechas un asco porque de las dorsales ya ni hablo. Espero en pie, y un tío en patinete pasa rozándome. Miro al suelo y descubro que se han conchabado la parada del autobús con el carril solo patinetes. Veo llegar el autobús, lo persigo corriendo. Debo descubrir la parada por puro orgullo. Al fin se detiene, subo jadeante  y, cuando todavía no he sellado el billete, arranca con tal empuje y tronío que caigo de bruces sobre un anciano operado de cadera. Se enfada, dice que me va a denunciar. Bajo en la siguiente parada y me siento en un banco  pero enseguida escucho el ronronear de otra rama asesina, allá en lo alto. Alcanzo mi portal cojeando, con el cuello en cabestrillo y el animo desenfundado, perseguida muy de cerca por el  tío del monopatín que dice que ese carril era suyo y se me va a caer el pelo.
Al entrar en la portería veo una carta del ayuntamiento, es el comunicado de que está a punto de terminar el plazo para el pago de la tasa de basura y del IBI. Me abrazo al portero y lloro en su oreja. Él me da palmaditas en la espalda y me dice que el año que viene la quitan, quitan la tasa de basura,  que lo ha prometido la alcaldesa, que es solo para este año, que además van a podar los arboles, poner multas a los que no recojan las cacas de perro, quitar el carril bici, definir las paradas de autobús y arreglar los socavones. Dice que la campaña para las municipales va de eso. Me sueno los mocos y subo al ascensor. No pienso volver a salir. Maldito consejo médico.




lunes, 17 de noviembre de 2014

HOSSANA EN EL CIELO







A veces pienso que si el cielo es tal y como nos lo enseñaron en el cole, está a rebosar. No cabe ya ni un alma. Lo primero que se necesitaba para pecar era hacerlo con intención, con toda tu mala idea. Un ahora me pongo a pecar porque se me ha puesto el cuerpo golfo y voy a hacer todo el daño del que soy capaz.
Pero eso, visto lo visto, no existe. La gente peca con espontaneidad. Los jefes que provocan una depresión en sus subordinados por ser unos sádicos, no se ven a sí mismos como tal. Los niños que acosan a sus compañeros, no se percatan de que son unos perversos anormales, sino como chicos gracioso. Los políticos que roban con las dos manos, se rasgan las vestiduras cuando salen en la prensa, incluso se meten con otros como si a ellos que les registren. Los que usan tarjetas negras para comprar juguetes para los niños y moteles para su body, dicen que eso no es culpa suya, que haberlo declarado la empresa. Y así todo; los amigos, los hermanos, los compañeros. ¿Pero yo? ¿Qué he hecho yo sino tener la razón de mi parte? Si he ocasionado una enfermedad o una depresión, a mí no me mire.
 Y lo peor es que no lo dicen por defenderse, es que se lo creen.
¿Cómo van a pecar esas almas de cántaro si no lo hacen a posta?
La verdad tiene muchas caras, pero algunas son muy, pero que muy duras.
En una ocasión apareció en mi despacho un asesor cargado con una caja de cartón repleta de facturas de gastos de su cliente. Supongo que estaba seguro de que yo no iba a tener la paciencia de revisar ese maremágnum de papeles  amontonados y sucios, tal es la imagen que tienen algunos de los funcionarios. Pero abrí la caja y la revisé sorprendida, hasta que llegué a una carta del cliente a su asesor en la que le decía que le enviaba esos papeles sin valor, sin orden y con fechas prescritas, para ver si lograba cansar a la inspección, como él mismo (su representante) le había propuesto Efectivamente, entre las facturas había entradas del cine de siete años atrás, el recibo de una lavadora Zanussi, la lista de la compra, collar para el perro, un  pésame muy sentido por el fallecimiento de su abuela… La verdad es que el asesor podría, por lo menos, haber filtrado la caja de las facturas antes de llevarla a Inspección, retirar la carta inculpatoria del cliente y comportarse de un modo más profesional, pero le dio pereza. Le mostré la carta al contribuyente para no perder tiempo con los gastos inventados, y él, en vez de enfadarse con el asesor, la emprendió contra mí porque el poli bueno era el asesor y yo el poli malo por pretender quitarle la venda de los ojos.
Con esto quiero decir que el que no lo quiere ver, no lo va a ver aunque sea un toro. Por eso, cuando esos angelitos se mueren, llevan colgando una ristra de acciones perversas. Aunque, eso sí, sin intención de pecar.

Lo dicho: el cielo hasta la bandera y en la tierra, todos jorobados.

domingo, 9 de noviembre de 2014



Para todos mis amigos escritores, publiquen o no.

AUTOPUBLICACIÓN










En el cultural de ABC viene un pequeño artículo que dice:” La autopublicación crece el 70%. Noticia que unos tomaran por buena y otros por malísima. Uno es libre de autopublicarse, pero de ahí a llamarse escritor hay un trecho
No sé quién habrá escrito esa joya pero estoy en desacuerdo rotundamente con ella. Escritor es aquel que escribe. Otra cosa muy diferente es si se es buen o mal escritor, pero eso son consideraciones que escapan al propio autor, que corresponde determinarlo a los lectores y a los especialistas. Hay miles de libros publicados, incluso best seller,  indigeribles.  Y sus autores se pasean por el panorama literario como si fueran la reencarnación de Shakespeare.
Para mí es mal escritor el que no escribe, el que utiliza el marketing y varios guionistas para escribir una saga que irá creciendo según vaya despertando el interés en niñas, orientales, pelirrojos, con rechazo a la lactosa, etc. Aquellos que crean personajes del país donde se empiece a vender, y añaden ancianos  o mascotas dependiendo del estudio de ventas.
Puedo decir esto porque de mis ocho libros publicados solo uno, lo autopubliqué en Amazon.  Se halla  en el recuadro de la derecha, sí ahí, un poco más arriba. Justo en la esquina del blog. ¿Lo veis ya? Se titula: “Un rubio en el 4ªB” Esa novela celebrada por todas las editoriales a las que lo envié, fue rechazada por todas ellas con la misma ilusión, al tratarse de una protagonista de 13 años que pasa el verano del 69 en Benidorm durante el año que el hombre llega a la luna. “No interesará a las adolescentes actuales”, me decían, “pero nos gusta su estilo. Si escribe otra novela juvenil o infantil cuente con nosotros.”  Así fue como compaginé las novelas para adultos con el género infantil/juvenil. No me arrepiento de haberlo hecho, me gusta mucho, me permite  librar mi imaginación y volar muy alto, tanto que a veces quisiera quedarme allí para siempre. Soy aceptada por los niños, infinitamente más exigentes que los adultos por la cantidad de estímulos que tienen a su alcance. He publicado hasta la fecha 4 novelas infantiles y espero sacar otra en abril, pero no reniego de la que he autopublicado en Amazon. Me costó conocer los entresijos de la maquetación, las correcciones, los saltos de página etc. porque a penas me despistaba ya me estaban hablando en inglés y me perdía.  Todavía no tenemos cultura de E book  y yo no me sé vender, solo sé escribir. “Si deja el texto gratis los viernes, por ejemplo, a lo mejor la gente se anima,” te explican los de Amazon. No, mire usted, si no lo compran por 2,60 euros, lo de que sea gratis o no, es pura anécdota. Los hay expertos en ventas de libros en Amazon. Mercedes Pinto Maldonado, por ejemplo, parece que  arrasa en la red, pero no es mi caso.
Sin embargo eso no me hace menos escritora.
Las editoriales no querían apostar por mi novela porque transcurría en el año 69, porque las adolescentes actuales no entienden la forma de pensar de entonces, porque …, “si metieras algo de política o del régimen de entonces, quizá.” Pues no, oiga usted, porque, como muy bien dice, una adolescente en el 69 era exactamente igual que una actual pero sin libertad para hablar de sexo, con un machismo levemente menos exacerbado, pero algo parecido. Tiene sus inseguridades y sus miedos, su rebeldía y su idealización del mundo en el que vive, esté detrás Franco o Bill Clinton. Hay sociedades en las que la mujer todavía está apartada del sexo y de la libertad. Pero lo que yo quería contar era precisamente esa historia, porque el régimen que sirviera de base era anecdótico y a mi prota  le traía al fresco en esos momentos. Porque con trece años lo único que importa es el grano de pus que te acaban de salir precisamente cuando vas a ver a tu vecino, el rubio del 4º B y tu amiga, la pelirroja de labios sensuales, ataca sin piedad. Y porque es una historia real que han vivido y viven miles de adolescentes. Ah, ¿que no es comercial?, ¿que falta un vampiro?, vaya por Dios. ¿Que usted cree que a pesar de ser buena no le va a dar pingües beneficios?, pues me autopublico y sanseacabó. ¿Que como no conozco el mundo del marketing, ni domino el ingles, veo mi libro colgando de una página de mi blog,  como si fuera un ahorcado del antiguo oeste en medio de la nada?, pues qué se le va a hacer. Pero no transijo en poner al abuelo como maqui perseguido por el régimen,  o una abuela lobezna porque no va de eso mi novela.

Pero, sobre todo, ese libro no ha mermado mi condición de escritora. Por eso animo a los que nadie publica a autopublicarse. Aunque, eso sí, haced antes un buen curso de ventas  por correspondencia, porque si no acabará vuestro libro colgado de un árbol a las orillas del Misisipí o de vuestro blog.

jueves, 6 de noviembre de 2014

AQUELLOS PERROFLAUTAS

Cuando veo a Esperanza Aguirre en la televisión pidiendo disculpas por haber confiado en tanto mangante, no puedo evitar acordarme de cuando llamaba a los del 15M perroflautas. Siempre me ha parecido que el respeto hacia los demás es básico, no ya solo por educación, sino también por sensibilidad. Sobre todo porque si nos llamamos demócratas, deberíamos respetar otras opciones, otras demandas.
Yo, en aquella época, veía a los que se habían reunido en la Puerta del Sol los primeros días, leía los carteles que pedían justicia para los que se estaban llevando el dinero crudo, pedían que no figuraran en las listas electorales de los partidos mayoritarios. Pedían cosas tan lógicas y justas que me alegré. Pensaba que algo se estaba moviendo en la sociedad, que por fin alguien salía a la calle a pedir que se acabara con tanto desenfreno. Pero los políticos y doña Esperanza se fijaban en los ropajes, en la calaña  de esos jóvenes y no tan jóvenes, hartos de no ver futuro y sí impunidad. Una justicia amordazada, un Banco de España amordazado, una administración amordazada. Una auténtica dictadura política. Sin solución sin posibilidad de cambio, porque el cambio eran los mismos. No había opción. Los ERES, Gurtel, Brugal… Luego, pues eso, que se fue desvirtuando el movimiento 15M, que fueron apareciendo los antisistemas para liarla. Y aquellos tuvieron que dejar sus reivindicaciones y la fuerza de la razón para volver a su precaria vida de jóvenes sin empleo o emigrar a otros paises.
Los perroflautas y los yayoflautas recogieron sus bártulos y sus esperanza, apagaron las luces del futuro y se marcharon. La Puerta del Sol volvió a ser un lugar de transito y monigotes deambulantes. “Si están organizados por un líder, se mantendrán, y si es un movimiento espontaneo caerán”, me decían. Los fui viendo caer y sentí pena e impotencia. Porque sus reivindicaciones eran tan legitimas como ellos desamparados. Ser yayoflauta es muy triste porque significa que estás desamparado y además eres mayor. Qué expresión más indigna, qué forma de menospreciar a los ciudadanos. Esperanza  reía su desesperanza, su movimiento reivindicativo. Todo volvió al mangoneo desenfrenado. Han pasado años y he descubierto que ese movimiento ha sido recogido por alguien: Podemos. “Podemos” es el demonio, “Podemos” es bolivariano, iraní, etarra. “Podemos” son sobre todo aquellos cansados de tanto desenfreno que han regresado, que dicen algo tan legitimo como que van a auditar las cuentas. Qué miedo. Que va a acabar con las suculentas pensiones para toda la vida de los políticos, con el despilfarro, con los aforamientos, con la impunidad, con la avaricia de los bancos, de sus consejeros. Y ahora todos se rasgan las vestiduras. “Te van a quitar el apartamento de la playa, te van a quitar tu cuenta corriente, te van a quitar…,” me dicen. Quizá sí, quizá acabemos como Venezuela, quizá sea el fin del mundo. Pero puestos a que me quiten, prefiero que mis ahorros sean para aquellos cuyos derechos fueron vendidos a fondos buitres, que no pueden calentarse porque no tienen dinero para pagar la factura de la luz, que para aquellos que lo utilizaron para construir aeropuertos sin aviones, farolas sin sentido, recalificaciones fraudulentas.
No sé quienes son, ni sé si es una locura que lleguen a alcanzar el poder, pero lo que sí sé es que es una locura que permanezcan  en él los que están y estuvieron

sábado, 1 de noviembre de 2014

EL LORO LIDER










Justo cuando me encontraba en medio de una rotonda, mi Tom Tom se ha puesto a hablar en alemán sin venir a cuento. Se ha pasado la tarde cambiando de idioma para liarme y he acabado pagando tres veces en la misma autopista de peaje.
Luego, al llegar a casa, he leído en el periódico una noticia extraña pero que tenía cierta relación con el lenguaje de mi Tom Tom.
Se trataba de un loro que ha cambiado de idioma.
El loro, de nombre Nigel, se largó volando por la ventana un buen día, después de que Chick, un inglés de los de Londres (me refiero, que aún a pesar de vivir en California, su acento era británico) le trasmitiera su lengua con ilusión y esfuerzo.
Y es que el loro se presentó en una peluquería de señoras cuatro años más tarde hablando por los codos en español y ladrando a intervalos. Su acento era mejicano y la peluquera que era de Panamá  lo entendió todo menos los ladridos del loro, porque eso se le hacía más cuesta arriba. Lo llevó a una veterinaria por si entre todos podían sacar algo en claro, y ésta localizó a través del chip a su antiguo dueño.  
Chick lo recibió con lágrimas en los ojos, pero se llevó el chasco de su vida cuando comprobó que Nigel y él ya hablaban idiomas diferentes, que no se podían entender y que el loro había perdido no solo su lengua materna, inglés británico,  sino también su idiosincrasia de loro para pasarse a la de perro vagabundo que habla español con acento mejicano.
Todo un despropósito y un gran susto para el hombre que ni era bilingüe ni intención que tenia de adquirir un perro.
En un estado donde los activistas contra los inmigrantes intentan frenar la llegada de personas procedentes del sur del Río Grande y quieren imponer el inglés como idioma único, Nigel se ha convertido en la nueva bandera de los activistas pro inmigrantes, especialmente activos en las redes sociales. "Los anti inmigrantes defensores del inglés se van a volver locos con esto", ha escrito una periodista de 'La Opinión' de Los Ángeles en su página de Facebook.
Ahora Nigel se ha convertido en el nuevo héroe de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos y quizá su embajador en el reino animal.
Eso dice la noticia del periódico.
He bajado al garaje y he buscado por entre los mecanismos de mi buscador a ver si encuentro un chip que me ubique al dichoso Tom Tom por si era de otro dueño, pero se ha puesto a maullar y he salido corriendo.
Quizá mi buscador también se convierta en el nuevo héroe de los que estamos hasta la coronilla de tanta corrupción, y su embajador en el reino tecnológico. ¿Quién sabe? pasan cosas tan raras