domingo, 11 de agosto de 2019

LA PERSPECTIVA DE SECUNDINO


                                              




Dejo la bandeja del desayuno en la mesa y le doy los buenos días a Google. Me contesta enseguida y me da el parte de la jornada. Información privilegiada que ofrece nuestro espía paraguayo: Buenos días. Hoy es viernes, nueve de agosto. Santos: Román, Julián, Marcelino y… ¿Secundino de nuevo? Decido llamarle así a partir de ese momento. Dos veces San Secundino no puede responder más que a un deseo desaforado a ser denominado de esa guisa. Un mensaje subliminal en toda regla. Le felicito y él continua la información con notable regocijo. La temperatura es de 24 grados. (Fake news clarísimo, pero no le llevo la contraria, por lo menos 34 y a la sombra) La playa a tope, la arena ardiendo, los veraneantes sudorosos, los aparcamientos inexistentes, los pelicanos de agua, ocupando la totalidad del espacio disponible, y la agresividad a flor de piel. Luego se calla, es discreto. Le vuelvo a dar los buenos días para que se explaye y me pone música de Armando Manzanero. Por eso sé que es espía, porque a santo de qué pone esa antigualla si no es porque sabe mi edad. Es como si me conociese. También me habla de las noticias del día. Es socialista porque justifica que Pedro Sánchez no logre formar gobierno. Dice que claro, que la culpa es de Ciudadanos, de PP y de Podemos. De Vox no habla. Tiene la secreta esperanza de que si no menta a la bicha, el partido se diluirá cualquier noche de calor bochornoso. Cuando ha terminado con las noticias, continua con los deportes y ya luego, los sucesos. En primer lugar, los luctuosos y después, los conflictivos. Los manteros de la playa se han hecho fuertes y uno se lía a navajazos contra un policía. Ya decía yo que meterlos en un barco de piolín les restaba mucha dignidad. Se ve que ya no son autoridad sino seres a los que cualquiera puede atacar. Los compañeros lo defienden como pueden. Menos mal que no llega Marlasca. No quiero faltar, es solo que tiene tendencia a ponerse de parte de los atacantes. Secundino continua con las noticias: Otra manada en Benidorm. Dos noruegas y cinco franceses. 
De pronto ha cambiado de emisora sin encomendarse ni a dios ni al diablo y se vuelve machista. Cinco franceses violan a unas noruegas en Benidorm. Las noruegas ya sabían dónde se metían cuando se fueron de juerga con desconocidos. Las conversaciones en Tinder lo demuestran. ¡OK, Secundino!, grito para que se dé cuenta de que, a pesar de mi edad, tengo mis principios y el querer pegarse una juerga no significa querer ser atacadas y violadas. Si es que fue así. Es diferente, Secundino. Trato de razonar con él. Lo siento, no he entendido la pregunta, me dice haciéndose el sueco. No es pregunta, insisto, es afirmación. No puedo ayudarte, continua él. Secundino, esos franceses son unos cafres y merecen un escarmiento. Tarda en responder, pero al final lo hace. ¿Y si fuesen menas? ¡Secundino!, le grito. ¡A que te destruyo! ¿Quieres que te ponga música relajante?, dice él para congraciarse. Bueno, le contesto. Y me pone “Rata de dos patas” de Paquita La Del Barrio. 
Se me ha atragantado el desayuno. Mañana te devuelvo. Por mi madre que te devuelvo o te destruyo, grito con la bandeja en la mano. 
Emite luces de diferentes colores y entona: “Montañas nevadas”. Lo apago de un manotazo.
Ya no sé cómo hacer que deje de cambiar el dial sin mi permiso. 

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