Los analistas políticos, los
periodistas, los aficionados a las redes sociales y todo el que se precie,
analiza los resultados electorales.
Y ya que pasaba por aquí, también yo voy a poner mi granito de arena.
En estas elecciones nos jugábamos: “la bolsa o
la vida” Era algo muy traumático. La corrupción, por mucho que nos dijeran que
era tan solo de unos pocos, no nos lo creíamos. Pueden corromperse personas,
pero cuando las instituciones permiten leyes que no ponen coto a las puertas giratorias,
a los chalaneos de los cursos que determinados despachos de abogados ofrecen a jueces, cuando un funcionario olvida
inscribir un embargo en el registro sin responsabilidad ninguna, cuando hay
indultos y aforamientos “a gogó”. Ya no podemos decir que la corrupción es de
unos pocos y darnos la vuelta al bolsillo del pantalón para que se vea que no nos
hemos quedado un euro (entre otras cosas porque puede no estar en el bolsillo
pero sí en Panamá)
Cuando la clase media va
adelgazando tanto que no quedan más que los que tienen mucho o los que no
tienen nada qué perder, el peligro empieza a ser inminente.
Lo siento, no cuela el yo no sabía
nada. Y a poco que uno piense, se va a
la Puerta del Sol y se apunta a los 15M que era la forma que nos quedaba a los
que ya no podíamos echarnos al monte con trabuco. Pero en cuanto pasó un
poquito de tiempo y vimos el resentimiento
y las ganas de montarla que tienen los que se adueñaron del 15M, se nos
cruzaron los cables y nos preguntamos: ¿Y ahora qué?
No hacía falta que Pablo Iglesias
se pusiera corbata para saber que apoyaba a agresores callejero, que en algunos
Ayuntamientos ya habían sacado la patita anticlerical,( que ya ves tú qué les
importa con la que está cayendo en la educación, la sanidad, la economía, los
parados…). Pues eso, que ya los hemos conocido, que la corbata no tiene enjundia
cuando el odio ha tomado la calle.
Ya lo dijo Aristóteles.” en el término
medio está la virtud”, y sin mesura no se ganan unas elecciones, por muy angelical
que pongas la cara o el discurso con el que te disfraces.
Seamos sinceros, ¿a que si vinieran
a nuestra casa unos ladrones con ganas de liarse a palos contigo o con tus
creencias, elegirías la vida en vez de la bolsa?
Pues eso, que ha ganado el PP,
mal que nos pese, y aquí paz y después gloria. Espero que por lo menos lleguen
a un acuerdo, que controlen los gastos y los dispendios, y que no volvamos a tener que elegir entre la bolsa
o la vida.