sábado, 29 de marzo de 2014

El DINOSAURIO TODAVÍA ESTABA ALLÍ CUANDO DESPERTÉ


Carrefour me engaña. Descubrí que dos peras dentro de una bandejita y envueltas en plástico costaban 1 euro. Vale. Y lo ponía dentro de un círculo rojo como si te las estuvieran regalando, como si te diesen  un golpecito en el hombro y te dijeran: Fíjese, compradora mía, de lo que somos capaces los de Carrefour. Pero desde que los consejeros de la CAM, de Bankia, Blesa, Fernández Ordoñez, Bárcenas, las preferentes y demás hierbas, han timado a media España sin que se haya despeinado ni la justicia, ni los políticos, ni nadie, pues  lo compruebo todo, hasta la letra pequeña de los chupa chups. No salgo de casa sin una maquina calculadora, ni siquiera sin el Boletín Oficial de la Provincia por si en el ínterin salgo publicada y me embargan(necesitan tanto dinero). Cogí dos peras del montón de igual tamaño y textura y las pesé. El posit con el precio de ambas salió de la ranura para confirmar mis sospechas, salían a 0,60 céntimos. O sea que la oferta era un timo. La obsesión comprobatoria me dirigió  a las ofertas de cerveza. Dos cajas de doce latas salían a 14,88 euros, que divididas por veinticuatro daban a 0,62 céntimos la lata. Pero si las compraba sueltas salían a 0,57 céntimos. De nuevo me estaban timando. Entré en una vorágine comprobatoria con  maquina de calcular en ristre que me hizo recorrer las estanterías descubriendo patrañas aquí y allá. Acabé desmelenada y furiosa pidiendo el libro de reclamaciones a todo el que me encontraba por los pasillos. Los empleados me miraban con sorna, pero no me amilané. Pedí las sartenes de cerámica que me habían ofrecido por comprar dos jamones la semana anterior, me explicaron que ya no quedaban. Pedí las medias descanso por la compra de siete docenas de huevos pochos. Se habían terminado unos minutos antes. Exigí la Nívea Milk y dos cajas de Lacasitos a 2 euros por ser jueves. Me exigieron cantar dos sardanas y una chirigota de Cadiz pero no me las dieron. Desperté sudorosa y agotada. Gracias a Dios todo había sido un sueño. Bueno, todo no, porque lo de Blesa, Barcenas, las preferentes, los sueldos de los consejeros y las pensiones millonarias todavía estaban allí cuando me desperté, como el dinosaurio de Monterroso.