Acabo de terminar mi novela y mientras descansa, o la dejo a algunos amigos para que me den su opinión, empiezo a recopilar datos para la nueva. Estoy imparable y eso se debe aprovechar. Comienzo con un borrador. Pretendo escribir algo sobre la escritura, los premios, las novelas vendibles y toda esa parafernalia en la que nos movemos los escritores.
Busco en Internet y encuentro una pagina que se titula “Cómo ganar premios literarios” Y leo el índice. Cómo ganarse al jurado. Es fácil. Porcentaje de ventas. Los plagios. Cómo recoger el premio y hacer relaciones para el futuro. Aprende de los ganadores…
Me siento una ingenua del tres al cuarto. Y eso que ya me extrañaba a mí que siempre se llevaran los premios los de la misma panda. Qué casualidad, pensaba. Presenta textos un montón de gente, no solo de España sino de Sudamérica, y solo merecen la pena los de siempre, los mismos. ¿Se escribe para premio o se da el premio a quién ya ganó otro? ¿Son tan buenos que no tienen parangón en el mundo latino? Así que, o en ese libro esta todo explicado, o es un timo.
Eso me recuerda a unos testigos de Jehová que una vez me pararon en medio de la calle y me ofrecieron un libro en el que me explicaban “Mire usted, todo eso de la vida eterna, y dónde vamos después de la muerte, y de dónde venimos… Todo, todo eso, esta resuelto en este libro” dijeron. Un librito de cien páginas. La piedra filosofal, el Santo Grial por tan solo diez euros. No lo compré estaba desganada de trascendencia y no lo compré. Ahora ya no sé ni a dónde voy ni qué pinto yo aquí, venga a escribir.
Pero lo de los concursos es otra cosa. Yo no me lo pierdo aunque… ¿Queee? ¿Ciento veintisiete euros la suscripción?
No, hombre, no se pase. Hasta para los timos existe un tope.
Busco en Internet y encuentro una pagina que se titula “Cómo ganar premios literarios” Y leo el índice. Cómo ganarse al jurado. Es fácil. Porcentaje de ventas. Los plagios. Cómo recoger el premio y hacer relaciones para el futuro. Aprende de los ganadores…
Me siento una ingenua del tres al cuarto. Y eso que ya me extrañaba a mí que siempre se llevaran los premios los de la misma panda. Qué casualidad, pensaba. Presenta textos un montón de gente, no solo de España sino de Sudamérica, y solo merecen la pena los de siempre, los mismos. ¿Se escribe para premio o se da el premio a quién ya ganó otro? ¿Son tan buenos que no tienen parangón en el mundo latino? Así que, o en ese libro esta todo explicado, o es un timo.
Eso me recuerda a unos testigos de Jehová que una vez me pararon en medio de la calle y me ofrecieron un libro en el que me explicaban “Mire usted, todo eso de la vida eterna, y dónde vamos después de la muerte, y de dónde venimos… Todo, todo eso, esta resuelto en este libro” dijeron. Un librito de cien páginas. La piedra filosofal, el Santo Grial por tan solo diez euros. No lo compré estaba desganada de trascendencia y no lo compré. Ahora ya no sé ni a dónde voy ni qué pinto yo aquí, venga a escribir.
Pero lo de los concursos es otra cosa. Yo no me lo pierdo aunque… ¿Queee? ¿Ciento veintisiete euros la suscripción?
No, hombre, no se pase. Hasta para los timos existe un tope.