domingo, 10 de julio de 2011

EL SUEÑO DE UN MEDIOCRE



Recuerdo un cuento de Cortazar cuyo protagonista es un músico genial, tanto, que a veces, cuando interpreta, se escapa de sí mismo, y pierde el control. Le atormenta saber que no es dueño de su obra, que algo que va más allá de él lo envuelve y supera. Y el hecho de saberse traspasado lo coloca el borde de un precipicio.
Lo idolatra el público por ser capaz de hacer lo que hace, pero él sabe que lo que hace no es suyo, que en cualquier momento la magia desaparecerá, y él volverá a ser normalito, un ser humano como todos.
El mundo se arrodilla ante su obra, pero él lo único que pretende es que lo quieran tal y como es, vulnerable y mediocre. Y no como el genio que toma su cuerpo. Lo único que sabe es que ese momento desaparecerá, y eso lo lleva a emborracharse de puro miedo.

Cualquier creador, sea en el campo que sea, si no se dedica a copiar, si se atreve a ser él mismo, ha vivido esa experiencia. Por unos instantes, o por un tiempo.
De pronto algo se apodera de él, y habla por otra boca. Siente que, como en los sueños, no controla su obra. Que el protagonista, su pareja, su enemigo, o algun otro personaje, se cuela dentro de su texto y dice cosas que dan escalofrios. Y es que no quiere admitir que eso lo está escribiendo él o su subconsciente.
Una pintora me dijo que espera a que el cuadro le hable, porque si no lo hace, tiene que abandonar.
¿Quién no ha vivido la experiencia de comnprobar que su obra se le escapa de las manos? Por eso no entiendo cómo puede envanecerse un creador por algo que está fuera de él, que no le pertenece, que viene y va, que quizá ya nunca regrese. Por eso tantos han utilizado drogas o alucinogenos. Quieren encontrar de nuevo ese rayo que un día brilló y que quizá nunca más regrese.
Mediocres en pleno sueño, solo eso.