miércoles, 16 de marzo de 2016

"ATRAPADOS EN LAS LEYENDAS DE MADRID"






Cuando vas a un colegio, lo importante no es contarles a los niños tu proceso creativo, cómo se te ocurrió la historia, lo mucho que te gusta leer y escribir. Lo fantástico es encontrarte a tres autores jovencísimos, y ya con una obra en ciernes.
Los conocí el día que hicimos el recorrido por Madrid, seguíamos la gira de los personajes de: “Atrapados en las leyendas de Madrid” Mary Carmen Lafuente los dirigía por los recovecos del Madrid antiguo.  Marisol Perales y yo los acompañábamos. Marisol había escrito los poemas y claves para que no se perdiesen los personajes en el libro, y yo me había lanzado a crear los episodios y los lances de esos protagonistas.
Teníamos un encuentro con los alumnos del colegio “Pedro Antonio de Alarcón, que está muy lejos. Bueno, por lo menos para mí. Está en Valdemoro, y algunos niños no habían tenido ocasión de recorrer las callejuelas del centro de Madrid, no conocían a Atahualpa, no sabían dónde estaba el cementerio de pájaros, que un bandido guapísimo robaba en la corte, ni siquiera que un decapitado se aparecía en San Ginés por las noches ¡Uuuuh! 
Eran tres, se me acercaron mientras tomaban el bocadillo a media mañana, en la plaza de la Ópera, delante de la estatua de Isabel II. Me contaron que ellos también escribían. ¿Cómo es eso? Bueno, me explicó Hugo Sánchez. Yo he escrito dos, uno con un amigo: “El gran final” y “Hugo y Mario en tres dimensiones”. Mario López me explicó que su libro también tenía título: “La generación de la historia” y “El resurgir de la oscuridad”,  David Torrejón tenía otra obra pero le faltaba ponerle título. Les pedí que las me trajeran el día que fuésemos al colegio para firmarles ejemplares. Y efectivamente, el día que fuimos estaban esperándonos, con sus folios cosidos y sus geniales ilustraciones. Me hubiera leído sus textos allí mismo, pero no había tiempo. Solo pudimos hacernos  fotos.
Sus compañeros de clase me pidieron que los sacara en mi nueva novela, en un viaje al futuro. Sonia me animó a que incluyera a Leonardo DiCaprio en ese futuro incierto que tenía en mente, le sugerí que quizá DiCaprio era un poco mayor para ella, pero insistía, como yo en mi infancia insistía con el cuarentón Paul Newman, las preferencias no tienen edad. Ada prefería a Thomas Brodie  Sangster (lo tuvo que escribir porque no tenía controlado a ese actor) El resto me preguntó si los podía incluir a todos. ¿Toda la clase en mi novela sobre el futuro? Sí, gritaban ilusionados.
Luego, cuando regresaba a casa, pensé que mientras existieran niños con esa creatividad, con esa ilusión y con esas ganas de leer. No lo teníamos todo perdido.
Gracias al colegio, a los profesores y a los padres que ponen tanto para tener unos hijos así de imaginativos.
A lo mejor, con suerte, por su capacidad para leer y ponerse en el lugar de otros, no tengan nunca que presenciar esta vergüenza de insultos y egos con los que nos obsequian nuestros parlamentarios. A lo mejor ellos han cambiado el futuro y han aprendido a ceder y comprenderse.  A lo mejor no está Leonardo DiCaprio pero sí hombres y mujeres capaces de entenderse y de tenderse la mano cuando llega el momento de sacar adelante a su país.

Y en todo caso, ocurra o no ocurra, mi enhorabuena para esta nueva generación que viene pegando tan fuerte.

viernes, 11 de marzo de 2016

¿POR QUÉ LEER?







Estoy visitando colegios para realizar encuentros escritor/lector. Al principio me producía angustia. Sé que los niños tiene mucha energía y que dicen la verdad. Menudo problema. Cómo consigo que me escuchen y cómo asumo que les resulte una pesadez mi charla y me lo demuestren con su actitud.
Procuro no pensarlo y me lanzo a convencerles de que leer supone una aventura apasionante. Ellos me miran condescendientes, con sus juegos de ordenador esperándoles en casa, con sus películas grabadas en la tele, en la tablet, en el móvil de sus padres o suyos. Me escuchan desde  su mundo mecánico y redondo.  Y yo, cual guerrero incombustible, les hablo de la imaginación, de la fantasía, del hemisferio derecho del cerebro.  Les leo unos párrafos de mi libro y les pregunto si han imaginado la escena que acabo de describir, ¿Cómo era la chica? ¿Tenía el pelo rubio o pelirrojo? ¿Era menuda o corpulenta? ¿Tenía una bonita sonrisa? ¿Cómo entraban los rayos de colores en la habitación? ¿Por la derecha o por la izquierda? ¿qué objeto ha caído en primer lugar?
Todo lo han estado creando en su mente.
Sois vosotros los creadores de ese mundo que unos cuantos signos ponen ante vuestro ojos. Y cada día, igual que al correr cogéis fuerza en las piernas y en el corazón para poder hacer un deporte, cada vez que imagináis a una chica, unos rayos entrando por una ventana o un ladrón intentando abrir la puerta de una vivienda, estáis dando fuerza a ese lado derecho de vuestro cerebro; el creador, el que algún día logrará algo nuevo de la nada, el que nos hace avanzar. Podréis inventar, no ya la penicilina, porque la inventó otro, sino miles de cosas que ayudará a la humanidad. Si sois porteros de futbol, vuestro lado derecho del cerebro desarrollado, tendrá una idea genial en el último momento y parareis el gol. Si sois científicos, ese lado derecho os pondrá sobre la pista de los pasos a seguir, os hará ir un poco más allá de lo ya inventado. Si tocáis el piano, si pintáis si escribís… Cualquier actividad que hagáis, estará apoyada por ese entrenamiento que hoy comenzáis con la lectura y la visualización”.
Ellos me miran un poco asustados. ¿Y tengo que leer un signo tras otro para poder avanzar? Parecen querer preguntarme. Sí, le digo, porque al principio os costará un poquito, luego menos, y luego… Luego ya no podréis dejarlo. Hasta que llegará un día que viviréis en otros cuerpos, comprenderéis otras formas de ser y de actuar, y las respetareis. Se quedan callados y pregunto si alguno de ellos ya ha escrito algo. Una niña levanta la mano. ¿Qué has escrito? Una novela, me dice. Madre mía ¿y de qué va? La niña sonríe y me cuenta que de unos hermanos que cambian de padres. Me quedo callada y ella continua. Me la está ilustrando mi amigo Jacobo. Jacobo levanta la mano. ¿Acaba bien?, les pregunto.
Todavía no lo sabemos, me explica un poco triste.
Escribimos sobre lo que somos, sobre lo que conocemos, lo que tenemos y tememos. Pienso en el dolor de los niños cuando se tiene que dividir con los padres. Espero que los padres sean conscientes de ese dolor y sepan cobijar a sus hijos en sus angustias. No es fácil la convivencia, es inevitable en ocasiones la escisión, pero la madurez nos obliga a que el dolor que se desprende de nuestra  decisión nunca llegue a dejar marcados a nuestros hijos, los que empiezan con ilusión a vivir.

Cuando lo termines te encontrarás mucho mejor, le digo. Ella asiente. No dejéis de leer, y de escribir, y de imaginar, porque en el texto encontrareis la solución a todos los problemas y os parecerán mucho menos serios que antes de escribirlos, les digo. Luego les dedico los ejemplares. Y mientras, pienso que amo tanto la lectura y la escritura, que a lo mejor he logrado convencer a alguno, y con eso, solo con alguno, ya me conformo. “Para que nunca dejes de imaginar”, escribo. Ellos me dan las gracias y yo regreso a casa mucho más joven, casi una niña, y dispuesta a comenzar un nuevo libro de aventuras, de piratas, de espías, o quizá de niños con varios padres que los quieren muchísimo.

domingo, 6 de marzo de 2016

SUEÑOS GRIPOSOS



imagen. Chema Madof




Llevo una semana enferma. No sé si han coincidido las votaciones con una gripe suave o con un catarro intenso, pero esto no tiene pinta de salir, como no tiene pinta de salir un gobierno en este país.
Se instaló en mi cuerpo un frío que no venia más que de algún recóndito lugar de mis adentros. No sé si me lo contagió algún estornudo en el autobús o fue más intimo, más, cómo diría yo, inoculado desde cerca. Lo cierto es que no levanto cabeza. Los virus se esmeran en atacar mis articulaciones, mis huesos y mi entendimiento. Como hace mucho que no la padezco, resulta que el último termómetro que usé era de mercurio, sencillísimo. Lo ponías debajo del brazo y el mercurio hacía su trabajo. Ahora lo que se lleva es un artilugio al que aprietas un botón y, al ser digital, no hay quién lo entienda. Primero sale “Lo”, luego pita, luego te lo pones en la axila y no pasa nada. Cuando estás hasta el moño de no saber qué hacer, lo sacas y pone 97,30 ( a lo mejor se refiere a grados farenheim). En cualquier caso en mi tierra es: “articulo mortis”. Así que me entra un frío horroroso, me pongo una manta eléctrica y me acuesto mientras alguien me deja la tele encendida, un poco suave, pero encendida. Me desconcierto porque da como resultado un estar durmiendo y al mismo tiempo en el congreso de los diputados. Uno de esos desdoblamientos que contempla  la física cuántica.
 Duermo un montón de horas, tantas que ya no sé si es de día o de noche.
Tampoco tengo muy claro si esas sabanas alborotadas en el lado izquierdo de mi cama son porque ha dormido Pablo Iglesias y se ha liado a darme besos de tornillo o se los ha dado a uno de “En Comú Podem”. Abro un ojo febril y veo a Rajoy con esa ironía que gusta tanto a los suyos, y que yo la encuentro de película antigua. Habla del “Pacto de los Toros de Guisando” y a los suyos les hace una gracia tremenda. Prometo que en cuanto me espabile, analizaré el sarcasmo en plenas facultades mentales para ver si yo también me troncho como los del PP. Necesito tanto el ánimo.  Me vuelvo a dormir y sueño con Rivera, Pablo Iglesias le llama Maquiavelo, Borgia y miles de cosas más. Me entra la indignación, pero mi garganta escuece cada vez más y decido tragármela, me refiero la indignación, claro.
Yo a ese chico, ya ves tú,  lo comprendo perfectamente “Con que no metan  la mano en la caja y no desmiembren  el Estado, lo demás lo pacta todo”. Pues lo mismo que haría yo que soy de buen conformar.
En el duermevela que me encuentro, veo o sueño, que se levanta uno de Esquerra Republicana de Cataluña y dice que se marcha de España, que declara la Republica Independiente porque sí,  y que si alguien tiene lo que hay que tener, que saque los tanques a la calle o le envíe a la policía, que vendrán los europeos a sacarle. Toso para ver si con suerte lo contagio a través de ondas electromagnéticas. Mi tos ya no es solo perruna sino que le salen tintes lobeznos. No sé si es la fiebre o que el hombre ha tomado el congreso cual Tejero sin tricornio. Me despierto del todo, incluso subo el volumen. Nadie se altera, es una falsa alarma o una de tantas chulería que escuchamos últimamente. Dice que se queda con la  Hacienda, la Educación, los Pujol, y creo que algo más, pero como no puedo mantener la atención, pienso que con su pan se lo coma y me dejo llevar a la nube de donde salí, mientras él se mantiene en su arrebato.
No sé cuánto he dormido ni siquiera si lo he hecho, cuando veo salir a Pablo Iglesias en plan dicharachero, como si todo este lío de poderes no fuese con él. “Yo he venido aquí a fumarme un puro”, parece querer decir, “porque vuestro país vuestras leyes y vuestro mundo, me da mucha risa, tanta que si me dais unas pelotas os hago juegos malabares como si estuviésemos en un semáforo”. Debe ser por eso que se toma a pitorreo las cortes, los electores, al presidente y al pueblo entero. El hombre es de todo menos sencillo. De nuevo vuelvo a dormirme y escucho palabras sueltas que no sé si están en mi sueño o en el congreso.
A lo mejor es que me ha subido la fiebre porque todo me trae al fresco, como a Iglesias, si los españoles se quedan sin gobierno, sin viviendas, con los desahucios, con copago, arruinados… Oye, qué más da, con lo gracioso que está el chico, no se va a poder a hacer un esfuerzo para que salga un gobierno en condiciones.
En la bancada de los independentistas se levantan unos cuantos para quejarse del trato vejatorio que, según ellos, les ha dado el presidente de la cámara. Hacen gestos ostentosos para que todos sepamos que ellos son muy suyos y si no se les escucha se marchan. Me despierto del todo, a pesar del dolor de cabeza. Pienso que estoy ante un hecho histórico e imagino el titular de todos los periódicos nacionales e internacionales. “Los independentistas pierden su independencia por marcharse del Congreso y abstenerse a favor de Rivera” Me baja dos grados la fiebre. Pero en cuanto se dan cuenta de la que podían liar, silban, regresan a sus escaños y yo a mi demoledor sueñecito. Me derrumbo en la almohada y entro de nuevo en el desconcierto. El termómetro vuelve a sonar . Tengo ya 98,45 de fiebre pero todavía sigo tan viva y con tanto malestar como los de Esquerra en sus escaños.
De pronto todos le han cogido el tranquillo al presidente de la cámara, que como es novato, se aprovechan. Él corta el micrófono y solo se ve a parlamentarios gesticular indignados. Nada cambia. Los huesos  todavía no me duelen demasiado, por lo que fantaseo con poder ver otro canal aunque la peli sea vintage, pero es imposible porque todas las cadenas nos sacan el parlamento lleno de parlamentarios gesticulando “a cámara muda”, incapaces de llegar a un acuerdo.
Los egos se les salen por la chimenea, se montan a la grupa de los leones y capitanean a sus anchas por la Carrera de San Gerónimo. 
Algo así es más que un virus que viene de algún lugar de nuestra idiosincrasia, o sea de nuestros adentros. No sé si nos lo contagió algún estornudo en el autobús o fue más intimo, más, cómo diría yo, inoculado desde cerca. Lo cierto es que no levantamos cabeza.
Todos esos comentarios hirientes, desafortunados, esas miserables palabras con las que se han enfrentado en el congreso, no salen del fondo de los virus sino del fondo de nuestro odio alimentado día a día. Aunque para qué negarlo, a lo mejor lo he soñado todo. Llevo una semana enferma y quizá, cuando ceda la fiebre, descubra que todo ha sido un sueño y mañana empieza la investidura en plan serio y responsable.

Sería tan esperanzador. 

sábado, 5 de marzo de 2016

ESPERANDO A LOS BARBAROS (Constantino Cavafis)

imagen: Chema Madof



-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.
-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.
-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.
-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.
-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.
-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.