martes, 23 de diciembre de 2008

SAN VALENTIN


Qué rara es mi mujer, pero mira que es rara.
No me habla desde esta mañana y yo no tengo ni idea de por qué.
Todo empezó ayer, que va y me dice por qué no hacemos footing, que si necesita correr, que si está anquilosada, que si patatín. Y yo le digo que bueno. Me pongo las zapatillas que respiran y ella el chándal.
El caso es que de correr nada porque no habíamos recorrido ni cien metros cuando se detiene delante de un escaparate de bolsos. Que si espera un momento, Gregorio, que ese bolso me chifla. El caso es que pierdo el ritmo y las zapatillas dejan de respirar. Porque mi mujer llama hacer footing a cualquier cosa.
Entra en la tienda, coge un bolso negro y se lo prueba encima del chándal. "¿Te gusta Gregorio?" me pregunta. Y a mí ¿cómo me va a gustar con esa facha? Pero no se lo confieso, le digo que sí, mujer, pero vámonos ya, que perdemos el ritmo.
Oye, no habíamos recorrido ni trescientos metros y se mete en una tienda de audios. Se me estaba poniendo un humor de perros cuando me enseña un compact de Perales.
"¡Cómo me gusta Perales!", me suelta. Tuve que ponerme serio y decirle que o continuábamos corriendo o me volvía a casa. Me siguió, claro que me siguió, pero con una cara que daba pánico, aunque mi determinación debió asustarla porque se puso a correr a buen ritmo sin detenerse durante unos quince minutos. Hasta que se paró en otra tienda, esta vez de ropa, y se puso a mirar un abrigo negro, que la verdad, no tenía nada del otro jueves. "Me gusta, Gregorio, me gusta muchísimo. Es que me encanta." Menos mal que conseguí sacarla de allí con la escusa de la marisquería de Sainz de Baranda. Una marisquería la mar de buena, le dije. Lo cierto es que yo se lo decía por cambiar de tema, por no entrar en la tienda del abrigo y tener que ver como se probaba todas las tallas y salía sin llevarse nada, que es lo que suele hacer. Pero otra vez se indignó y me dijo que si todavía, a estas alturas, no me había enterado que a ella no le gustaban las marisquerías, que a ella lo que le gustaban de verdad eran los restaurantes románticos, esos que tienen velas en las mesas, un pianista tocando boleros y un maitre que te echa un poquito de vino sólo para que lo pruebes, y si no te gusta, se lo lleva y te trae otro. Fíjate, un restaurante de esos, con la mariconada del maitre sirviéndote el vino a poquitos y un pianista tocando boleros. Con lo buenos que están los percebes, los langostinos y todas esas fuentes llenas de patas que chupas y chupas, mientras en la barra se tiran las cañas una detrás de otra y el camarero grita: "marchando otra de cañas."
Después de haberme hecho pasar un sábado tan aciago, va esta mañana y la que se enfada es ella, oye. Todo porque es San Valentín y le he dicho que no le había comprado nada porque no se me ocurría qué regalarle.
No sabes la cara que se le ha puesto.
"Esto no te lo perdono", Gregorio: "No te lo puedo perdonar."
Que las mujeres son muy raras. Qué le hubiera costado, digo yo, haberme dado alguna pista. Pues no, prefirió ponérmelo difícil y dejarme mal el día de los enamorados para poder mirarme como si fuera un pedazo de carne con ojos.
Y que no me venga con que me ha dado pistas, que no me venga con esas, porque no.
¿Tú crees, que si la llevo a cenar a una marisquería de esas que gritan: "marchando esas cañas"y la invito a percebes, se le pasará el disgusto?













3 comentarios:

Unknown dijo...

Toma, hoy estreno!!
Hola Carmen!
Feliz Navidad!:-)
Sí, aquí lo que hay es mucha incomunicación, creo yo. No sé si va de esto hoy pero a mí es lo que me ha sugerido. Nos pasamos el día mirándonos el ombligo, sin prestar atención a los que están a nuestro lado y luego vienen los coscorrones contra las farolas.
De todas formas, es que las mujeres pedís las cosas de una forma muy rara....
besos
Alex

carmen dijo...

Alex, ¿acaso piensas que ella ha sido demasiado sútil?
Iba de eso, sí señor. Incomunicación y consiguientes coscorrones, como tú dices.
Un beso y feliz año
Carmen

Anónimo dijo...

Lo llamativo es que sabiendo que tales "sugerencias" no funcionan con los hombres, las mujeres sigan utilizándolas.