viernes, 23 de enero de 2009

EL AMOR


Mi amiga Marga me invita a tomar café y, mientras nos lo tomamos, me dice que teme que su marido se la esté pegando, que se pasa el día en el gimnasio, y que a penas sale un rayo de sol se va a la terraza y se desnuda de torso. Se ha puesto moreno en diciembre, me cuenta desolada. Ni siquiera me quiere llevar a los viajes de trabajo. Eso va a ser por lo de los topillos, le comento. Ella no quiere continuar con el tema porque dice que lo mío es cultura periférica, que siempre leo cosas que a nadie le importan. Y quizás tenga razón. No veo Gran Hermano, no tengo ni idea de quién es el Duque, ni si quiera que Tita Cervera se lleva a matar con su nuera, pero lo sé todo de los topillos y sus costumbres maritales. Se ha descubierto, por ejemplo, que el topillo de la pradera tiene un comportamiento familiar intachable, es fiel hasta la muerte. Sin embargo el topillo de la montaña ya otra cosa, es hosco, traidor con su pareja y malencarado. La causa de la diferencia es un solo gen que fabrica el receptor de la vasopresina. Marga se indigna y me dice que si viera Gran Hermano estaría más socializada, que podría hablar con más gente, que compartiría mi vida con otras personas, y que de continuar así, me voy a quedar más sola que la una. Pero yo le explico que cada topillo es un mundo, y que los científicos han empezado a estudiar ese gen en las personas. Y además, no solo eso, sino que han descubierto otro gen más, el de la oxitocina, que juntos, son los responsables de todos los desaguisados que se montan en las familias. Ella arruga el ceño y se lleva la taza de café a la boca. Le explico que son los responsables, por ejemplo, de las separaciones matrimoniales, pensiones alimenticias, cuidado de hijos. Marga deja la taza de café en el plato y me mira con interés. Me quedo unos segundos callada porque así he leído que deben darse las conferencias, con silencios estratégicos. Pero bueno, quieres continuar de una vez, me grita. Pues que esos dos genes afectan al circuito del placer y que están relacionados con la calidad marital. No fastidies. Ya ves, y que cuando una topilla de la pradera recibe una dosis extra de oxitocina, se siente vinculada de inmediato al macho que esté más cerca en ese momento. Además, de forma perdurable, le digo y elevo una ceja. Me pregunta que si creo que al darle una dosis extra a su marido, dejara de tomar el sol y se la llevara de viaje, y yo le animo a que pruebe. No pierdes nada, mujer. ¿Y cómo me puedo hacer con una dosis de ese brebaje? Ella le llama brebaje a todo, porque está socializada y no le interesa la rigurosidad idiomática, ni los artículos del periódico, ni nada de nada. Pero yo se lo explico. La venden por Internet y se llama: Enhanced Liquid Trust. Diseñado para mejorar el área de citas y relaciones en tu vida.
La verdad, se ha quedado mucho más tranquila, y sé que ya no volverá a meterse con mi cultura periférica. Mira que perder el tiempo viendo Gran Hermano mientras yo me hago miles de preguntas Por ejemplo:¿pero solo somos química?

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/amor/quimica/algo/amistad.

Para más información: Articulo de Javier Sampedro publicado en el País 18/01/2009. “El amor es química … y algo de amistad”

6 comentarios:

Unknown dijo...

hola Carmen!
mira, la verdad es que hay mogollón de gente que cabe en un bote farmacológico. Yo, cada vez que conozco a alguien que no, trato de hacerme su amigo por todos los medios razonables.
La química es como el relativismo, una mandanga.
Besos

carmen dijo...

Hola Alex. Cómo me gusta eso de meter gente dentro de un bote farmacológico. Muy buena metáfora. Confío en que lo de la química no sea totalmente cierto. ¿Te imaginas comprendo pastillitas para sonreír, para sacar oposiciones, para encontrar trabajo o pareja? Uffff
Besos

Lispector dijo...

Me parto con lo de los topillos; ¡Que risa! pero para bien o para mal, sí, parece que somos mucha más química de lo que querríamos. Un abrazote.

Sandra Sánchez dijo...

Carmen, me ha hecho mucha gracia tu post y me ha recordado mucho a los libros de Lucía Etxebaría (que me encantan, así que te lo puedes tomar como un piropo).
Yo creo que sí,Carmen que desgraciadamente somos reacciones químicas reaccionado e interaccionando unas con otras pero bueno tampoco quiero pensar que seamos SOLO eso...así que trato de compaginar uno con otro para no pensar que si mezclara no sé qué con no sçe cuanto más yo ya no sería yo...en fin ...que me hago un lío jaja...
Muy interesante.
;)

NIck dijo...

hola carmen amiga mia!!
gracias por el comen, no, no es despedida. gracias por leerme, acerca de tu post, hace meses creo que se habia dicho que un gen hereditario era el responsable de la infelidad, te cuento que cuando vimos la noticia muchos respiramos aliviados, la culpa no era nuestra sino de nuestros abuelos je je je
pero bueno ahora esto de los topillos y del liquido que se vende por internet me imagino que debe resultar efectivo, somos meramente hormonales y estamos llenos de receptores y neurotransmisores quimicos, ya nada sorprende, pero esa es la parte fisica, en lo cognitivo, en la abstracion (que es lo que importa) seremos siempre nosotros mismos, con nuestros proyectos y nuestras visiones nosturnas.

un abrazo carmen, muy bueno el post, cuidate mucho!!!

carmen dijo...

Daniela, la verdad es que no sé si me alegro o me muero de miedo. Por una parte está bien eso de echarle la culpa de todo a la química, y poder cambiarlo todo. Sería estupendo inyectar respeto honradez y verguenza a los que han montado el tinglado económico en el que nos vemos metidos,por ejemplo. Pero saber que no somos libres...En fin.
Un besote por divagar conmigo
Pulgacrof. Yo también tengo esa esperanza. No quiero ser robótica. Y muchas gracias por el piropo.
Un beso
Nike, ten por seguro de que la culpa de la infidelidad la tienen nuestros ancestros, que eran unos golfos. A ver qué vamos a poder hacer nosotros contra la herencia.
Me alegro de que el post nos sea una despedida. Me gustan mucho tus capítulos.