viernes, 1 de mayo de 2009

VECINOS


Tengo unos vecinos que se pelean. Bueno, para ser exactos, el que se pelea es él, ella canta. Basta con que suene el teléfono una vez para que él le pegue una bronca. Joder, quieres coger ese teléfono de una puñetera vez, grita, y ella emite un tarareo. Porque cuando él chilla, ella canta. Es una especie de acción, reacción muy coordinada. No tendría importancia si no fuera porque es como si discutieran a mi lado. Quiero decir, codo con codo. Y es que mi casa tiene las paredes y los techos de papel. Por eso, no solo participo de las discusiones, sino que tomo partido. A veces resulta un poco agobiante, para qué engañarnos. El hijo, por ejemplo, que ya no vive con ellos y tiene más años que un camino, les sigue pidiendo dinero para comprarse unos vaqueros. ¿Vaqueros?, grita él. Sí, vaqueros, afirma ella, y luego canta. La hija, es otra cosa. Mira Dorita, dice él, que se las apaña sola desde tan joven. Pero es que Dorita gana como un hombre, dice ella. Y él la manda callar. Porque él tiene una baja resistencia a las chorradas. De forma que no solo sé cuando discuten, si no que conozco las vicisitudes diarias de esa pareja de jubilados. Me despiertan a media noche sus ronquidos, los de él, y las toses rebeldes, las de ella. Que te vallas de una vez, grita él, que contigo no hay quién duerma. Y los sigilosos pasos arrastrando las zapatillas, me indican que él por fin descansa.
Pero eso ya carece de importancia, me he acostumbrado a vivir en comuna. Cuando me los encuentro por la escalera, los saludo con cierta complicidad, pero ellos no se dan por aludidos. Él me sonríe beatíficamente y agarra a su mujer del brazo no vaya a caerse, como si no supiera yo. Con lo mayores que son y tan cariñosos, me explica el portero. Y yo asiento.
Seguramente a ella le pasará como a la tía Clara, que hace diez años que está viuda, y todavía sueña con que su marido le riñe y se despierta con sudores.
Y es que hay que ver, la juventud de ahora, que se separa por cualquier cosa, dice el portero. Es cierto, ahora no aguantan nada, le contesto por no hacerle el feo.
Hoy he leído en el “Qué”que se ha descubierto una solución para mejorar el aislamiento acústico en las viviendas. “No oirás a tus vecinos” reza el titular. Haz un lavado de cara provechoso a tu piso. Estás a tiempo.
He decidido no hacerlo, no sé que sería de mí sin los gritos de él y los cánticos de ella. No sabría valorar el encanto de la indisolubilidad del matrimonio, ni de una noche sin ronquidos. Que no me aíslo, hombre. No me diga usted cosas raras. Si quisiera estar sola, me iría a vivir al campo ¿no?



6 comentarios:

Mesenamoraelalmamesenamora dijo...

Es cierto, yo, que vivo al ladito de la 'antigua M30' ahora oigo a los vecinos donde antes oía coches. Es increíble las cosas que aprendes a través de las paredes. Ahora sé que a la gente mayor le cuesta levantar los pies y los arrastran por el suelo, que van al servicio cada hora... y, sobre todo, que a los 70 años ya no te quedan ganas de... pues eso.

NIck dijo...

hola carmen, de hecho ya eso forma parte de nuestras vidas no? tratemos de llegar a ella de distinta forma, un ideal quiza no demasiado dificil.
un abrazo!!!!!!

Unknown dijo...

Hola Carmen,
pues yo a mis vecinos les oigo poco y les veo menos. Fíjate que en el rellano somos cuatro y el otro día una fue mamá y yo ni siquiera me había dado cuenta que estaba embarazada....
El caso es que al bebé casi no le oigo.... igual es que estoy sordo...total, para leer y escribir estar sordo da igual :-)
besos

leo dijo...

Alguien dijo por ahí, cuando le pidieron una definición de la paz, que "la paz es la ausencia de vecinos". Amén.
Besissss

carmen dijo...

Mesena, qué penita da lo que cuentas. Ya no me meteré con los vecinos nunca más. Los visitaré, mal que me pese.
Nike,la verdad es que cuesta que formen parte de nuestras vida pero habrá que aceptarlo.
Alex, lo que ocurre es que tu casa debe estar aislada, y eso tiene ventajas e inconvenientes porque para escribir no está mal escuchar más de la cuenta, amplía horizontes.
Leo, no es que yo sea una solitaria reclacitrante, pero creo que la paz tiene algo que ver con paredes aisladas como las de Alex, aunque me pierda horizontes.
Bessssssis a todos por visitarme

Lispector dijo...

Yo oigo a mis vecinitos pelear todas las mañanas, y pienso, esta debe ser la razón por la cual la natalidad es baja: las paredes son traviesas y desvelan a las que estamos o sobrepasamos la "edad casadera" los misterios agridulces de la infancia.