domingo, 25 de octubre de 2009

INDECISOS


La verdad es que la política me lleva a mal traer. Todavía no comprendo las pasiones desaforadas que despierta. Es cierto que determinadas formas de pensar o ver la vida, se traducen en opciones políticas diferentes, que es difícil votar a la derecha si se es muy progresista, y a la izquierda si la forma de ser es más tradicional. Vale, no me refiero a eso. Acepto las ideas y los compromisos a los que ellas nos llevan. Pero de eso a tragar por todo lo que nuestros líderes de uno u otro bando hagan, la verdad, va un trecho. Todo, todo, todo, no, señores políticos. La gente vota a su partido como si de un equipo de fútbol se tratara. Visceral, apasionadamente, entregados, llenos de pasión embrutecedora, con entrega total. La razón, el pensamiento, la valoración, se va directamente al estómago cuando de valorar cuestiones políticas se trata. Se pierde el norte, la cabeza, la capacidad de análisis, todo. Si lees un artículo cualquiera enseguida sabes de qué color va, de quién depende. Ya está bien.
Menos mal que existe una masa incorruptible, un grupo de gente que hace que la balanza se incline a uno u otro lado cuando llegan las elecciones. Indecisos, se les llama. Yo les llamaría hombres pensantes, cabezas frías, seres que todavía no han perdido su capacidad de valoración sean de la tendencia que sean. Que no admiten corrupción, que hacen pagar muy cara la prepotencia y la falta de capacidad para escuchar al otro. Que no confunden justicia ni libertad de expresión. Personas que no se casan con sus políticos ni con sus ideas. De no ser por ellos, por los mal llamados indecisos, no existiría alternancia y tendríamos que sobrevivir a corrupciones, fraudes, ineptitudes… Tanta prepotencia y tanto engaño.
Me gusta que exista esa gente, la masa pensante, la masa no entregada, la que todavía tiene su cabeza para decidir esto o aquello. La que no comulga con ruedas de molino. Benditos seáis vosotros, indecisos, por reflexionar, por cambiar los colores de un lado y de otro, de una comunidad y de otra. Solo vosotros sois dignos de respeto. Ya está bien de cabezudos manipuladores, de cabezudos manipulados, de cabezudos. El pensamiento se le dio al hombre para algo, y si hay que cambiar de voto una y mil veces para acabar con mentiras y trapicheos, bienvenido sea. Esa es la democracia, esa es la esperanza. Que no nos engañen, por favor. Que no nos engañen.




1 comentario:

leo dijo...

Carmencita, lamento decirte que algunos de los indecisos no podríamos ser considerados mentes pensantes. ;-)
Por lo demás, mucho me temo que la única manera de que no nos engañen es dar por sentado que lo hacen.
Como ves compartimos visión optimista.
Mil besossssssss