
Tengo un vecino que está “majara”. Ya sé que “majara” no es un término preciso, y que una escritora no lo debería emplear jamás, pero es que no soy psicóloga, y no tengo ni idea que enfermedad es la de aquellos que mientras hablan y sin venir a cuento, se empiezan a enfadar y parece que te van a dar una bofetada, aquellos que dicen que la culpa de todo lo que sucede en el mundo la tienen los que mantienen en un corral a las gallinas con la luz encendida para que pongan huevos a toda hora, que también tienen la culpa los albanocosobares o los astrohúngaros o los greco-romanos. No sé, algunos de esos. Los que ven confabulaciones a gran escala hasta cuando cambian de sitio la estatua de Colón o el oso y el madroño.
Sin embargo he comprobado que dentro de su desconcierto cerebral, se produce cuando menos te lo esperas, una lucidez extraordinaria. Como si un rayo de luz cruzara el universo de su mente, y fueran capaces de ver lo que no vemos el común de los mortales. Por eso, y no por otra cosa, cuando me lo encuentro, le pregunto por cuestiones del momento. A ver cómo ves tú esto o aquello, o lo de más allá. Entraña un riesgo, pero merece la pena
Ayer me lo encontré en el metro, y aproveché la coyuntura para que me explicara qué piensa él de la crisis económica. Esperábamos en el andén y casi me empuja en uno de sus ataques de furia. Hubo un momento de gran indignación por su parte en la que temí por mi vida: hablaba como siempre, muy deprisa, atragantándose con las palabras, intercalando incoherencias, y de pronto, lo dijo, lo escuché claramente. La culpa esta vez no la tenían los alvanocosobares ni los greco/romanos, no. Ninguno de ellos había propiciado esta crisis, ni tenía ningún beneficio sobre ella. Eran los bancos, por supuesto, los responsables. El mundo financiero, Carmen, que ha matado a la gallina de los huevos de oro. Pero esos caerán, como todos, por su desenfrenada avaricia. Ya es hora de que te enteres de cómo está montado el tinglado:
Solo se salvarán los chinos. Nos van a invadir, tía. Ya se han quedado con el mercado africano. Han pactado con Argentina. ¿No te das cuenta de que todo lo que se fabrica en occidente, lo fabrican ellos y a más bajo costo? Fabrican los zapatos de Elda, los polvorones de Astorga, las yemas de Santa Teresa, los coches, los electrodomésticos... Todo, absolutamente todo lo consiguen más barato. Se hacen con el mercado. El mundo occidental se muere. El capitalismo se los ha comido a todos, y las vacas a las que ordeñaban están ya demasiado flacas parea alimentar a nadie. Los chinos, Carmen, los chinos, ha repetido. Luego se ha subido al vagón hablando solo, y lo he visto alejarse indignado.
Esta mañana lo he confirmado. Ha sido nada más abrir el periódico ADN.
"Pekín. Los trabajadores de la empresa taiwandesa fax com., tendrán que firmar un documento prometiendo que no se quitaran la vida”. Por lo que se ve en 2009 se la quitaron nueve empleados. La compañía fabrica componentes electrónicos para Sony, Nokia, Appel.
Tenía razón mi vecino, tratan a los empleados como a las gallinas, todo el día trabajando para que el beneficio sea mayor. Se acabarán los logros sociales que tanto costó alcanzar. Y me he imaginado a mi misma, sin siquiera poderme suicidar porque lo he prometido. Me ha entrado un canguelo enorme.
No pienso volver a hablar con mi vecino jamás. A ver, qué necesidad tengo yo de soñar con que pongo huevos a toda hora.