viernes, 4 de febrero de 2011

¿PORQUÉ LAS CEBRAS NO TIENEN ÚLCERA?





Me gusta el título, lo he cogido prestado de un párrafo del libro “El viaje a la felicidad” de Eduardo Punset. Ese hombre cada día me gusta más. No solo es interesante su programa: “Redes”, sino la forma que tiene de acercarnos a la ciencia.
Pero a lo que íbamos.
Parece ser que los homínidos, a diferencia de otros animales, les basta con imaginar que lo van a pasar mal para pasarlo fatal y desencadenar idénticas descargas hormonales y estragos físicos que los provocados por una amenaza real.
Y ahí comienza la historia de la cebra. Si es atacada por un león y al final, por hache o por be, no se la puede comer. Una vez repuesta del susto, se marcha tan campante y recupera su condición de animal libre y feliz.
Los homínidos, sin embargo, lo imaginaremos una y mil veces. Nuestro impacto emocional será el mismo que si el león nos atacara continuamente; mientras desayunamos, al ir a llevar a los niños al colegio, viendo la tele, o preparando ñoquis con setas. Es decir, nos pasaremos el resto de nuestra vida siendo atacados por el dichoso león, o lo que el más probable, por gente aviesa que nos insulta o nos ataca cual león hambriento.
El ataque del león solo le sirve a la cebra para prevenirla de posibles nuevos ataques y huir en cuanto lo huele.
Los homínidos, o sea nosotros, no solo comeremos, cenaremos, o dormiremos con la afrenta recibida, sino que en cuanto los desgraciados que nos atacaron nos hagan dos carantoñas, se nos olvidará el olor a león que desprenden, y nos volveremos a poner a su alcance para que nos la vuelva a jugar.
De ahí la úlcera de los homínidos, o sea la nuestra, y la felicidad de las cebras.
¿Pero estamos realmente seguros de que los “sapiens” somos nosotros?

3 comentarios:

leo dijo...

Y me temo que los momentos de felicidad no los recreamos en nuestra imaginación con tanta facilidad, ¿verdad? ¿O son precisamente estos los que nos hacen olvidar el olor del león?
Voy a empezar a pintarme rayas...
Besis.

Unknown dijo...

Si es que hay mucho león suelto por ahí y mucha cebra despistada también.
A mí el Punset me pone un poco nervioso. No sé, es un tío al que no me lo acabo de creer. Si hasta fue político, imagínate!
besis

Marc dijo...

me han recomendado esta pelicula, debo verla! :)