miércoles, 4 de abril de 2012

UN MILLÓN DE AMIGOS









Cuando abro Facebook me siento pequeña. Es igual que la famosa burbuja inmobiliaria, como las hipotecas subprime que nos dejaron a todos con una mano delante y otra detrás.
Los amigos actuales están hechos de la misma materia.
Hay gente que tiene mil cuatrocientos amigos…¿amigos?
Entro en Facebook y de pronto se me abre un icono; Hemisferio Norte comparte contigo tres amigos. Bueno ¿y qué? A ver que le voy a contar yo a Hemisferio Norte por muchos amigos en común que tengamos. Me hago la loca, Hemisferio también, Facebook insiste. A la izquierda se abren, así, como por arte de birlibirloque, un montón de fotos, todos ellos posibles amigos, amigos de amigos, compañeros de compañeros, de colegio, de trabajo, de equipo de balonmano, de coros, y de buceo.
¿En que colegio estudió usted? Me pregunta. Pues verá, yo… En las Escolásticas reales. ¿Promoción? Me hago la loca. Se abre un icono con un número infinito de adolescentes. ¿Los conoce? Me suenan. Muchos tienen veinte años menos, otros veinte años más, unos viven allende el mar, otros a la vuelta de la esquina. Por puro aburrimiento los acepto, amplio mi circulo de amistades virtuales. Y ya que estoy dispuesta a tragar, envío una petición de amistad a Hemisferio Norte, el cual, caballeroso, me acepta sin rechistar. No volveremos a encontrarnos nunca, pienso, pero no es cierto. A partir de ese momento me entero de que Hemisferio ha cenado lentejas. Me entero también de que a tres personas “les gusta”. De que en su barrio hace un día estupendo y de que se va a pasear y a coger florecillas del campo. A doce personas les gusta su bucólica iniciativa. Es importante para él que sepamos que le gusta la fauna y la flora, que le duele la garganta si navega contra el viento, y que estudió en los Maristas promoción 93.
Cierro el móvil porque no sé cómo cerrar Facebook, está permanentemente conectado y suena cada vez que un amigo entra. Soy una cenutria para estos aparatos. Un pitido me informa de que Hemisferio me invita a un evento en “La rata borracha”. Me sabe mal y digo que seguramente iré, como veinticinco personas más. Me entero de que Hemisferio cumple años el quince de marzo porque un icono me avisa. Lo felicito. Me lo agradece. Me envía una foto. Le tengo que decir que me gusta, porque, o “me gusta” o “no me gusta”, y está feo desairar. Hemisferio cambia el perfil y me lo avisa. Hemisferio me despierta a media noche para decirme que le gustan los días lluviosos y los perros san bernardo cuando salvan ancianitas en la nieve.
Paso la noche en vela. A las tres de la madrugada conozco a la novia de Hemisferio, que es una chica muy mona a la que todos alaban. “Me gusta”, escribo, y trato de volver a coger el sueño. Me enseña a sus amigos y la cogorza que se disfrutan a esas horas.
Hemisferio se multiplica por mil. Millones de Hemisferios quieren ser mis amigos o comparten contactos conmigo. Son amigos de mis amigos, compañeros de compañeros, cuñados de cuñados. Abro la bañera, introduzco el móvil dentro y dejó el grifo abierto. El agua penetra por todas las intersecciones sin dañarlo.
Salen burbujas. Está sonando. Hemisferio se ha hecho amigo de Ramsés, el faraón, y quiere que lo sepamos todos. En el álbum de Ramsés se han etiquetado cinco personas más.
Cierran un periódico y hay mil comentarios de indignación. Un tal Eleuterio se ríe; Ja, ja , ja. No sé de qué. Vuelvo a meter el móvil en el agua pero no deja de sonar.
Ya tiene usted siete mil amigos dice.
Los anunciantes me persiguen.
Estoy sola, es sábado, me duele las muelas, y nadie ha venido a visitarme.
Decido crear un evento. “Visita a una enferma con dolor de muelas, sábado por la noche, promoción; periodo de entreguerras, estudiante en las Escolásticas reales”
Se silencia el móvil, nadie me llama, nadie vendrá a mi evento.
Ya no tengo amigos.
Voy a dormir.
¡Qué pesadilla!

2 comentarios:

leo dijo...

Jajaja, Carmencita. Me gusta. Asistiré a tu evento "dolor de muelas". Lo comparto, incluso, si me autorizas. ¿Me invitas al de "la rata borracha"?
¿Y qué me dices del whatsapp y que la gente te hable en todo momento y lugar?
Nos vemos pronticoooooo. Besotes.

carmen dijo...

Eso espero, que desde que eres estudiante de altos vuelos no hay quién te tosa.
Pero pronticoooo de verdad.