jueves, 23 de agosto de 2012

Anne Tayler





“REUNIÓN EN EL RESTAURANTE NOSTALGIA”
(Anne Tyler)


Y cuando mi piel está arrugada de tanto remojo regreso a la orilla, allí me espera Anne Tyler. “Reunión en el restaurante Nostalgia” Un libro sobre las relaciones familiares: Somos lo que nos han dejado ser nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros abuelos y familiares. Somos el respeto o desprecio que despertábamos en nuestros profesores, en nuestros amigos. Somos el lugar que ocupamos en la familia, Somos la forma que tenemos de reaccionar ante lo externo. Algunos se enfrentan a la realidad siempre difícil, siempre agresiva, mediante la humildad y sumisión engañosa, “un pobre de mí” manipulador, otros con su simpatía y encanto, con esa risa que nunca cesa, otros con la palabrería incesante, otros a campo abierto, sin tapujos, con el hacha en la mano y de frente, otros mediante la conspiración, y el engaño, chivándose y adquiriendo prestigio a costa del desprecio al otro
Tenemos que aprender a sortear los golpes que nos llegan ya desde la infancia. Y es en el seno de la familia donde empieza todo.
Anne Tyler lo refleja de maravilla en su novela
Las reuniones familiares parecen películas repetidas una y mil veces. La comida que queda permanentemente interrumpida, la silla vacía, los ya consabidos disgustos de los cumpleaños. Historias sin catarsis, sin solución, sin cambio. Aburridas a costa de repetirse como en una moviola.
Siempre me interesó el asunto. Las envidias, los roces que se prolongan más allá de la infancia, la conspiración del hermano tantas veces reflejada en la literatura desde “Hamlet” hasta “El Rey león”.
Anne Tyler, una maestra en mostrar las relaciones humanas, esta vez lo hace en el marco de una familia de tres hijos, un padre ausente, una madre con explosiones de ira, y el constante resentimiento. Envidia que ya se manifiesta en la infancia, envidia que crece día a día. Nada es demasiado para hundir al hermano, triunfador solo para la miope visión del que se siente fracasado. No habrá paz hasta que no se logre el hundimiento del otro, pero no se logra nunca porque la maldad y la mediocridad no tienen recompensa.
Anne Tyler muestra unos personajes que llegan a resultar tiernos en su precariedad, porque el perdedor, por muy malo que sea, da un poco de pena en su crueldad inútil. Como esos dibujos animados en los que el gato trata de perseguir al ratón, más listo, menos implicado en el odio, más feliz.
Mientras lees el libro no puedes evitar sentir una cierta nostalgia por aquello que un día lleno de juegos pareció unido por un nudo inquebrantable y que se hizo trizas, la mayoría de las veces, al faltar el núcleo, la madre.

2 comentarios:

leo dijo...

Cómo me gusta Anne Tyler. Estoy deseando leerlo. :-) Besis

carmen dijo...

Tema arduo, Leo, pero cotidiano.