sábado, 16 de noviembre de 2013

INCRÉDULA






Hoy me han llamado por teléfono para decirme que había sido seleccionada para un concurso, que me iban a hacer una pregunta, y que si acertaba, ganaba ni se sabe cuánto. La avaricia me ha guiñado el ojo y no he colgado el teléfono como debía haber hecho. Se trataba del Euromillón, o de la Bonoloto o de Quinigol, o de … , yo qué sé, no juego a nada. Por no jugar no juego ni a la lotería de Navidad. No creo en la suerte. Es como si me dijeran que la posibilidad de salir mal de una operación fuese la misma que la de que me tocase la loto. Pues me operaría ipso facto. ¿Quién no?
Sin embargo la voz empeñada en ilusionarme me ha hecho una pregunta a la que solo cabían tres respuestas. Como no tenía ni idea, he respondido a boleo, la última. Y mira tú por donde, era la correcta.  “Enhorabuena, ha ganado usted mil seiscientos euros” “Ah, vale” “Ahora tiene usted la posibilidad de jugar durante un mes a muchos números del Euromillón, o de la Bonoloto, o de lotaturf.” (es que para mí todos son lo mismo). “Estupendo”, he dicho para animar al interlocutor que se había venido arriba. Luego ha matizado. “Es como si usted jugara mil seiscientos euros durante un mes” ”Ya, pero ¿me van a dar los mil seiscientos euros, o no? “No, vamos  a ver, señora, no me ha entendido. Apostamos por usted hasta esa cifra, pero debe pagar cincuenta y nueve euros. Me refiero a que juega como si pagara mil seiscientos pero paga cincuenta y nueve ¿Me comprende usted?” “Perfectamente. No me interesa” “¿Lo está diciendo en serio? “Como lo oye” “Si no gana le devolvemos los cincuenta y nueve” “En ese caso no me los pida“ “¿Pero usted se da cuenta de lo que pierde?” “Buenas tardes.” “¡Eeeh, señoraaaa!” Piiii.
Y ahora me pregunto por qué no he llegado hasta el final. Por puro morbo debería saber dónde se ingresan los cincuenta y nueve, a qué cuenta y quién está detrás de todo ese rollo. 
La crisis desarrolla la imaginación de una forma desaforada y como me he vuelto una desconfiada recalcitrante, un día ganaré un montón de pasta y me quedaré a dos velas. No se puede dudar de todo el mundo, ya ni reenvio los correos que me mandan para que Santa Rita se apiade de mí y me conceda “cienes y cienes” de favores, o se me caiga una teja en la cabeza al salir de casa si no los reenvio. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jo, qué suerte tienes, a mí nunca me llaman para esos chollos.
Y tú dejándolo pasar. Si es que nos falta ilusión ;-)

carmen dijo...

Mira que si algún día dejo pasar la suerte por desconfiada. Una vez me tocó una tele en ING y no sabes lo que les costó convencerme de que era verdad.
Lo que tú dice, Angel, nos falta ilusión.