Gonzalo tiene cuatro años y, por algún motivo que desconozco, está muy
enfadado. Observa el yogur en su mano derecha, el que su madre le acaba de dar
para la merienda, y lo vuelca. Aprieta lo que todavía queda en el vaso para vaciarlo
encima de la alfombra. Luego mira a su madre retador. ¿Y ahora qué? parece
preguntarle. ¿Qué vas a hacer con mi actitud? ¿Acaso me vas a pegar?, ¿me
castigarás?, ¿cómo te quedas? Y es en
ese momento, en ese preciso instante, cuando su cara se transforma, y aunque su
cuerpo continúa siendo el de un niño, su pelo encanece y sus facciones cambian
para parecerse a Homs, o quizá mejor, para ser Homs. Recuerdo cuando dijo
aquello de que si a pesar de los dictados del constitucional, celebraban el
referéndum, qué iba a pasar. ¿Acaso enviarían los tanques, al ejército, a...“la
armada invencible”?
La actitud de la madre de Gonzalo es difícil, la del Estado español,
también. Su madre lo pone a pensar, nuevo sistema de castigo para los niños que
está muy de moda.
El estado español tendrá que poner a pensar a Homs, porque a lo mejor es lo
que necesita. Los supuestos tanques y el ejército lo convertirían a él y a los
suyos en víctimas por las que se formarían caravanas de apoyo incondicional.
Desde los confines de la tierra vendrían apoyos, manifestaciones por la
libertad de expresión. Un lío. Quizá fuese mejor ponerlo a pensar, como a
Gonzalo, pensar en lo qué sucedería una vez declarada esa independencia idílica,
esa que va a resolver todos y cada uno de los problemas de los catalanes,
empezando por el tres, ahora cuatro por ciento. ¿Se unirían Convergencia, Esquerra
republicana y La Cup? Se unirían para votar los presupuestos en amor y
compañía, desearían lo mismo, trabajarían codo con codo por una Cataluña mejor.
¿Acaso piensan que ese batiburrillo de partidos ensamblados con pegamento del
malo, quieren lo mismo para Cataluña? ¿La burguesía catalana se cogería de la
mano de los antisistema? ¿Los del tres por ciento se unirían a la Cup para
pasar desapercibidos? No sé, a lo mejor soy muy optimista, paro creo que si
ponemos a pensar a los catalanes, a lo mejor primero hacen limpieza y luego
deciden qué hacer.
Gonzalo asegura que ha pensado, ellos todavía no.
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