lunes, 22 de mayo de 2017

TESIS SOBRE COSQUILLAS

                                               





Hay universidades que se lían más que las patas de un romano. La universidad de Australia, sin ir más lejos, ha hecho un concienzudo estudio sobre la gente que se hace cosquillas a sí mismo. Oye, y tan contentos. Supongo que después del trabajo de enjundia encomendado y resuelto por los investigadores, les habrán dado un mes de vacaciones, como poco. Lo de avanzar en el diagnostico y curación del cáncer, de la reconstrucción de órganos, de la mitigación del dolor... En fin, que el dinero no es para eso. A ver qué pinta un científico queriendo descifrar formas de curar cuando lo que  está en juego es el análisis de los que se ríen solos. 
Han descubierto, no las implicaciones científicas de las cosquillas, que eso ya lo investigó el instituto Neurológico de la University College de Londrés, sino las características de los que se parten de risa cuando se hacen cosquillas a sí mismos, Parece ser que son menos sociables y un poco más suyos que los que se ríen cuando se las hacen otros. No se avergüenzan un ápice del trabajito, qué va, lo publican  a los cuatro vientos. Como si no nos hubiésemos olido todos que un tío que es capaz de reírse haciéndose cosquillas con un plumero, pongo por caso, es más raro que la calentura, y que, aunque es cierto que no necesita a nadie para pasarse la gran juerga, tampoco nadie lo necesita a él.
Si esto fuera así, el simple plumero para limpiar el polvo podría ser una alternativa extravagante al famoso test de Turing de inteligencia artificial en un futuro: simplemente acaríciale las extremidades y observa si ríe o no.
Aunque creo que yo seguiría sin saber si el que se troncha es robot o raro. La línea divisoria es tan sutil...

En fin, que no sé si irme a vivir a Australia, como está tan lejos y son nuestras antípodas, a lo mejor caminan boca abajo y la perspectiva sobre el ser y el no ser cambia radicalmente.

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