domingo, 20 de mayo de 2018

OMMMMM



                                               




He leído que si quieres cuidar tu corazón, además de hacer ejercicio, controlar el colesterol, el azúcar, el sedentarismo y demás zarandajas, hay que mantener una calidad de vida. Lo de la calidad de vida me ha puesto en alerta, porque tiene que ver con el cerebro, los pensamientos, los disgustos, la forma en cómo te lo tomes todo. Y yo, debo reconocerlo, soy muy de arrebatos. Hay tanto cafre por el mundo, tienes que aguantar tanta impertinencia y escuchar tantas noticia indignantes, que no puedo ya vivir sin mosquearme Es tal mi adicción al mosqueo que, hasta cuando no me ataca nadie, me pongo series sobre narcotraficantes y gobiernos corruptos basados en la realidad para poder mantener la adrenalina en su máximo nivel.
Mi amigo Leonardo me ha aconsejado que haga OMMM todos los días de siete a ocho. Es un ejercicio de yoga mental que consiste en cruzar las piernas, respirar hondo y mantenerte en el “ahora”. Debes alejar los pensamientos nocivos, porque tras un pensamiento llega una emoción, tras la emoción, la adrenalina y tras la adrenalina, el infarto. Es una secuencia lógica y un algoritmo que, por lo visto, no falla.
He empezado esta tarde. Ha sido una experiencia inenarrable, que si el aire entra por las fosas nasales y sale por el mismo lado, que si los parpados pesan lo que no está escrito. He empezado a relajarme hasta que me he fusionado con el universo en plan UNO, como si me confundiera con el polvo interestelar, las constelaciones, el ying y el yang. Venían miles de pensamiento y emociones a la vez, sin orden de importancia, a mogollón. Daba lo mismo la imagen de Cristina Cifuentes robando cremas en un Super, que Jordi Pujol quedándose con el tres por ciento de todas las obras de la Generalitat. Lo mismo que te regalen una carrera en la universidad, que entrar en una trama de blanqueo de dinero, una corrupción a gran escala, que un viaje a las islas Baleares pagadas por el Estado.
Todo giraba a mi alrededor al mismo nivel, como constelaciones intercambiables.  Y es que la fusión con el UNO, tiene eso, que no hay graduación, nada es mas importante, porque en el caos está el mangoneo universal.
 En mi universo paralelo del OMMM, los periodistas callaban o escribían las noticias en primera o última página, según un orden esotérico e inconmensurable. Los programas de debate hablaban según les afectara el Trópico de Cáncer o el de Capricornio, y yo volaba por el espacio sideral en un estado de memez suprema muy reconfortante. Veía pasar los delitos, las penas y las faltas por mi lado sin que me rozaran apenas, en perfecta comunión con el todo.
Ha sido muy enriquecedor, la verdad. Mi corazón ha recuperado su ritmo y yo he visto la novela de narcotraficantes y partidos corruptos en mi país y basado en la realidad, con una paz que me hubiera gustado trasmitir.

Y es que todo da lo mismo si haces OMMM de siete a ocho

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