He
leído que si quieres cuidar tu corazón, además de hacer ejercicio, controlar el
colesterol, el azúcar, el sedentarismo y demás zarandajas, hay que mantener una
calidad de vida. Lo de la calidad de vida me ha puesto en alerta, porque tiene
que ver con el cerebro, los pensamientos, los disgustos, la forma en cómo te lo
tomes todo. Y yo, debo reconocerlo, soy muy de arrebatos. Hay tanto cafre por
el mundo, tienes que aguantar tanta impertinencia y escuchar tantas noticia
indignantes, que no puedo ya vivir sin mosquearme Es tal mi adicción al mosqueo que, hasta cuando no me ataca nadie, me pongo series sobre narcotraficantes y
gobiernos corruptos basados en la realidad para poder mantener la adrenalina en
su máximo nivel.
Mi
amigo Leonardo me ha aconsejado que haga OMMM todos los días de siete a ocho.
Es un ejercicio de yoga mental que consiste en cruzar las piernas, respirar
hondo y mantenerte en el “ahora”. Debes alejar los pensamientos nocivos, porque
tras un pensamiento llega una emoción, tras la emoción, la adrenalina y tras la
adrenalina, el infarto. Es una secuencia lógica y un algoritmo que, por lo
visto, no falla.
He
empezado esta tarde. Ha sido una experiencia inenarrable, que si el aire entra
por las fosas nasales y sale por el mismo lado, que si los parpados pesan lo
que no está escrito. He empezado a relajarme hasta que me he fusionado con el
universo en plan UNO, como si me confundiera con el polvo interestelar, las constelaciones,
el ying y el yang. Venían miles de pensamiento y emociones a la vez, sin orden
de importancia, a mogollón. Daba lo mismo la imagen de Cristina Cifuentes
robando cremas en un Super, que Jordi Pujol quedándose con el tres por ciento
de todas las obras de la Generalitat. Lo mismo que te regalen una carrera en la
universidad, que entrar en una trama de blanqueo de dinero, una corrupción a
gran escala, que un viaje a las islas Baleares pagadas por el Estado.
Todo
giraba a mi alrededor al mismo nivel, como constelaciones intercambiables. Y es que la fusión con el UNO, tiene eso, que
no hay graduación, nada es mas importante, porque en el caos está el mangoneo
universal.
En mi universo paralelo del OMMM, los periodistas
callaban o escribían las noticias en primera o última página, según un orden
esotérico e inconmensurable. Los programas de debate hablaban según les
afectara el Trópico de Cáncer o el de Capricornio, y yo volaba por el espacio sideral
en un estado de memez suprema muy reconfortante. Veía pasar los delitos, las
penas y las faltas por mi lado sin que me rozaran apenas, en perfecta comunión
con el todo.
Ha
sido muy enriquecedor, la verdad. Mi corazón ha recuperado su ritmo y yo he
visto la novela de narcotraficantes y partidos corruptos en mi país y basado en la realidad,
con una paz que me hubiera gustado trasmitir.
Y es
que todo da lo mismo si haces OMMM de siete a ocho
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