domingo, 1 de julio de 2018

QUE SE PELEEN ELLOS






Estoy desolada. En mayo viajé a Londres, y a mitad de junio, a la Bretaña. En ambos lugares no dejaba de encontrarme banderas de su país; inglesas, francesas, y un gran respeto por lo que representaban. Quizá porque ellos se tuvieron que enfrentar a una guerra y luchar juntos contra el invasor, es por lo que no hay político que se atreva a cuestionar sus símbolos. Nosotros lo hicimos contra nosotros, y eso dejó un poso amargo que no cura. 
Estudiaba en Valencia cuando Carrillo dio su primer mitin en la plaza de toros. Acudí la mar de ilusionada, por fin íbamos a olvidar la dichosa guerra, íbamos a convivir juntos y perdonados. Las heridas se cerrarían y los políticos guerreros tendrían que guardar sus armas. 
Pero estaba equivocada. 
Los que perdonaban habían vivido la guerra civil o la tenían tan cerca que sabían de sus consecuencias. Años más tarde, cuando ya han fallecido aquellos, los nietos quieren otra vez reivindicar aquel vergonzoso episodio. Volver a las barricadas, incitar al odio. Volvemos a ser rojos o azules, volvemos a querer diferenciarnos los unos de los otros, volvemos a sacar del baúl todo aquel resentimiento que desbordó nuestra humanidad. 
Los políticos lo han conseguido y yo me pregunto ¿qué es un político? 

El político es uno de los animales más fieros y territoriales que existen, a pesar de su apariencia delicada y pacífica, es capaz de aniquilar a sus congéneres con tal de guardar su territorio.

Se pasa el año defendiéndose a base de recorrer sus límites varias veces al día, para dejar una señal olfativa que desprenden las glándulas que tiene.
Si otro político rebasa su territorio, a pesar de las señales de peligro, habrá una pelea salvaje.

En función de la comida y el agua, el territorio de cada político será mayor o menor, y el más poderoso tendrá el mejor territorio donde guardará y alimentará a sus medios de comunicación hasta la época de elecciones.

Es audaz, tímido, astuto, cauto y muy estético. Tiene perlados en sus cuernos, grandes ojos y un trasero blanco, que le sirve de alerta cuando siente el peligro. Su mayor sistema de defensa es pasar desapercibido, ver y no ser visto. Se mantiene inmóvil observando los peligros, mimetizándose con el entorno. Es uno de los más diurnos ya que tiene una vista excelente en la cual confía para detectar los peligros, unos ojos negros enormes que repasan constantemente todos los rincones. Su oído está muy desarrollado y su olfato es el arma de defensa, la más infalible.

Pagaremos sus desmanes, nos enfrentaremos, sucumbiremos y aceptaremos las reglas del juego que ellos quieran establecer

Me sentí sin patria, sin identidad, sin lugar al que aferrarme. Si me identifico con un himno, soy facha, con una bandera, carpetovetónica, con un lugar, traspapelada. Cuando llegué a Alicante quemaban las hogueras de Sant Joan y la gente entonaba el himno de las fiestas. Qué ilusión, podía cantarlo a voz en grito sin que me identificaran con nadie.  “Son fils del poble…” Y todo gracias a unos políticos que quieren marcar territorio a costa de enfrentamientos. 
¿Pero es que nunca vamos a reaccionar?

2 comentarios:

NIck dijo...

Hola carmen gusto saber de ti, leerte un placer..los escritores nunca mueren no somos como los politicos no somos rojos ni azules somos tránsito y consecuencia.

carmen dijo...

Gracias Nike. Entro poco en el blog y no te había leído. Prometo enmendarme y continuar leyendo y escribiendo.