Nada
de lo que ocurre en nuestro país es inocente ni espontaneo.
La
sentencia del 1 de octubre no fue por “rebelión”, como se esperaba después de
darle miles de vueltas, de escuchar declaraciones en las que se confirmaba que
esperaban y asumían derramamiento de sangre, a la minuciosidad y maestría con
el que fue conducido el proceso por el magistrado Manuel Marchena. No, al final,
por esa extraña unanimidad sugerida, la sentencia no fue por “rebelión” sino por
“sedición” y esa sentencia no fue inocente. Y a pesar del chollo que se les
venía encima a los golpistas, los CDR se enfurecieron y confirmaron con sus
actuaciones, que lo suyo son las sonrisas: quemaron contenedores, atacaron a
los policías, les echaron Fairy para patearlos ya en el suelo, cerraron
aeropuertos, vías, fronteras. En fin, que pidieron la independencia con ese
buen talante que les caracteriza. Pero los jueces del tribunal, sabiendo que el
delito de sedición los alejaba del cumplimiento automático de la euro orden, conociendo
las consecuencias, dictaron sentencia: “Sedición”.
Ahora nos llevamos las manos a la cabeza. Por
fin nos hemos dado cuenta de que no tenemos justicia, ni policía, ni educación
libre, ni defensa a nuestros derechos, ni libertad. Por fin nos hemos dado
cuenta de que pendemos de un hilo, de que estamos en la cuerda floja y de que
mañana se decide nuestro futuro.
Si
mañana un voto, solo uno, le falla a
este gobierno que parece tenerlo todo atado y bien atado, se descubrirá la
financiación del partido de Iglesias por parte de estados totalitarios, se
descubrirán las extorsiones sufridas por los jueces, los policías y maestros.
Si mañana un voto, solo uno, le falla a este gobierno: se promulgaran las leyes según las normas que nos
dimos entre todos, se castigará al que ataque a un servidor de la autoridad, nuestra
policía actuará según sus límites, se penalizará las manifestaciones agresivas,
no se penalizará a un hombre que ondeé una bandera de su país por las calles,
pero sí a encapuchados que quemen contenedores. En una palabra, si mañana un voto, solo uno le falla
a este gobierno: parecerá que todo lo pasado no fue más que una pesadilla de la
que por fin despertamos. Continuará la izquierda y la derecha, continuará la
alternancia y se convocaran consultas al pueblo. No se enarbolará como definitivo
y legal un referéndum en el que, como poco, ha votado tres veces el mismo
individuo. Si se quiere cambiar la constitución, si se acepta la independencia
de los catalanes, gallegos y vascos, será mediante un referéndum legal.
Volveremos a ser un país de verdad, no bananero. No culpemos a Europa de lo que
nos estamos ganando a pulso. Nosotros pusimos en marcha una euro orden, no una
euro súplica, no un euro ruego, no una euro deferencia. Somos un país demócrata
y como demócratas nos deben tratar.
Ya lo
sabemos entonces; o vuelven las circunstancias anteriores o nos embarcamos en
oscuras pateras para encontrar esos límites y leyes que nos van a expropiar,
para refugiarnos en algún lugar, allende el mar, como les sucedió a los cubanos,
a los venezolanos, a los bolivianos...
A un
voto, a un solo voto.
2 comentarios:
Mejor imposible!
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