jueves, 25 de junio de 2020

TODO ES LO MISMO.





En mi tiempo se estudiaba el “Recurso de Contrafuero”: Contra todo acto legislativo o Disposición General del Gobierno que vulnere los principios del Movimiento Nacional o las restantes Leyes Fundamentales. Me lo sé de memoria porque me lo preguntaron en un examen oral.
Eran otro tiempos
En aquellos en los que ETA asesinó a mi catedrático de Mercantil: Manuel Broseta.
En mi tiempo, cuando la banda terrorista amenazaba a alguien: político, militar o empresario, el gobierno, algunas veces ponía escolta y otras se hacía el loco. 
En mi tiempo tenías que ir a Perpiñán para ver películas prohibidas. 
En mi tiempo, si le pedías al catedrático de penal que te hablara de la pena de muerte, porque acababan de ejecutar a cinco personas, se levantaba con el rostro demudado y la vena hinchada para echarte de clase, porque lo que tú estabas buscando con esa preguntita tan fuera de tono en una clase de penal, era pillarle en falta  y denostarlo ante las altas esferas. 
Ahora las cosas han cambiado mucho. Se estudia la Constitución española, pero como de pitorreo, un poco para cubrir el expediente, porque todo el mundo sabe que se la quieren cargar o se la están cargando por la vía de los hechos consumados. Ya no se jura para ocupar un cargo en el parlamento, se dicen tonterías para cachondearse de todo lo que se mueve en este país. 
Ahora ya no existe el recurso, ni de contrafuero, ni de anticonstitucionalidad, ni mandangas de esas. Está mal visto. 
Ahora se suenan en la bandera de España porque da mucha risa y hay que tener sentido del humor, hombre.
 Ahora no hace falta que te amenacen con pegarte un tiro en la nuca para que el ministro del interior se ponga como una hidra, basta con que te monten una cacerolada en la puerta de tu casa para que 50 policías entre lo más ínclito del cuerpo cerquen tu casa y te disparen fotos de frente y perfil en un, ya verás tú la que te espera. 
Ahora Tendremos que acudir de nuevo a Perpiñán para echar una nostálgica lagrimita porque van a prohibir películas como “Lo que el tiempo se llevó” por esclavista y homófoba. 
Ahora, si Belén Esteban dice que el gobierno no ha gestionado bien la crisis sanitaria, al director del programa se le demuda el rostro, se le hincha la vena, abandona el plató en señal, de yo no tengo la culpa, mire usted. Porque si le pillan en un renuncio y lo intentan denostar en las altas esferas, el tío se queda sin programa, ni subvención, ni trabajo. Un poco como mi catedrático de penal que si hablaba de la pena de muerte se quedaba sin cátedra.
Todo es lo mismo, pero parece nuevo. 

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