sábado, 21 de mayo de 2022

PERSONAS MENSTRUANTES O CABALLITOS DE MAR

 

 

                        


 

 

 

 

 

Con la cantidad de tiempo que hemos pasado las mujeres tratando de recuperar derechos, de tener sueldos equiparables a los de los hombres, de que se nos considere y se nos escuche. Han llegado los Podemitas y se han cargado una lucha ancestral con la punta del dedo índice. Porque ahora no hay mujeres, hay personas menstruantes. Lo dice Gabriel Boric, el ídolo chileno de Irene Montero. Ahora que ya habíamos logrado reconocimiento y avances, ahora dejamos de existir, nos licuamos y desvanecemos por obra y gracia de unas mentes retorcidas. No hay mujeres, hay LGTBIQ+, hay paracetamol e ibuprofeno. Hay de todo, menos mujeres. Las mujeres de toda la vida nos hemos convertido en fachas trasnochadas que merecemos lo peor, repugnantes especímenes definidos como si la vida fuese tan fácil, tan de blanco y negro. Mujeres en el ocaso de su sexo. Por qué llamarnos mujeres pudiendo estar integradas en toda la espacie planetaria: monos, aguacates, caballitos de mar... ¿Acaso no puede competir un transgénero de pelo en pecho, con una mujer menstruante? A ver, ¿quién dice que no es equitativo? Y si “le deportiste” dice que menstrua con ingentes dolores cuando nadie le ve ¿qué pasa? ¿Y si es eyaculante y menstruante a la vez? La física cuántica lo podría contemplar. ¿Tenemos acaso que dudar de semejante afirmación? Los “elles” son así: compliacades, forzudes. No tienen género, son… ¿cómo diría yo?, lo que se tercie llegado el caso. 

El feminismo se ha vuelto retrogrado; las feministas, fachas; las menstruaciones, voluntaria, y nuestros queridos Podemitas están a punto de fenecer en ese mar inmenso de chorradas en el que se mueven como pez en el agua. 

¿Qué se inventarán ahora para soportar el peso de las elecciones? ¿Quizá cartas a las ministras con cuchillos ensangrentados?, ¿balas estremecedoras? ¿compresas delatoras?

De verdad que me lo cuentan hace unos años y me parto de risa, pero hoy lloro amargamente. Han venido, están aquí, se mueven entre nosotros. La invasión ha comenzado y no hay dónde esconderse.      

No hay comentarios: