“La realidad no existe”. Es el
título del último libro de Jaime Rodríguez de Santiago. En resumen dice que
solo vemos una parte de ella, que es como si miráramos la calle a través de una
ventana. Lo malo es que además de no tener la capacidad para ver el entorno en
toda su extensión, la vemos como quieren que la veamos.
Las sectas imprimen en sus acólitos una
ceguera total.
Todavía recuerdo cuando se celebraron unos
Juegos Paralímpicas y anunciaban por la radio que ese día tocaba el tiro con
jabalina en la modalidad: ceguera total.
Aquel día decidí quedarme en
casa y cerrar a cal y canto las persianas.
Me encuentro ahora en la misma
tesitura. Siento que celebramos unas elecciones cuya modalidad es: ceguera
total, que vamos a votar lo que decidan los periodistas, los de nuestras
preferencias políticas, los que nos caen bien, los trileros. ¿Dónde está la
bolita?
Los líderes políticos no
disimulan, saben que se puede hacer cualquier cosa, cualquier barbaridad, y les
seguirán votando los suyos. Más que todo, para que no lleguen los otros, el
demonio, el pecado, el mal, los cuatro jinetes del apocalipsis.
No importa ya si se han
dilapidado millones en trenes que no pasan por los túneles, o en camillas que
no entran en el ascensor, o si un miembro del gobierno se manifiesta en las
puertas del congreso contra sí mismo, en un acto de cinismo sin precedentes. No
importa si les quitan las viviendas a unos para que otros vivan, ya que los
responsables de que no haya indigencia se ha quedado con una mano delante y
otra detrás de tanto comprar voluntades. Ada Colau dice en un mitin, que a los
catalanes no les importa la okupación sino el medio ambiente. Oye, y se queda
tan ancha. Supongo que a los vecinos les dolería esa afirmación, pero si lo
dice ella… Lo cierto es que no hubo nadie que le dijera, “Pero señora, ¿cómo no
nos va a preocupar el orden público, el
deterioro de la ciudad, ver un barrio ocupado por los mossos, los desokupas,
los vecinos y los lamentos? Pues es verdad, no les preocupa, porque son los tuyos,
y los tuyos pueden hacer de todo.
Así ocurre en el otro lado.
Ayer leí en los comentarios sobre los etarras en las listas electorales que fue
Rajoy el que sacó de la cárcel a Bolinaga. Bolinaga, el horror de los horrores,
el hombre que no luchaba por una idea sino que cuando vio que podían salvar a
su presa, decidió callar y dejarlo morir en su zulo. Bolinaga que significaba
para mí la encarnación del mal, del odio, de la crueldad. Ese Bolinaga era
excarcelado por Rajoy, por la derecha, la derecha investida de moral y buenas costumbres.
Y es verdad, lo sacó con la excusa de que estaba muy enfermo y no era verdad.
¿Qué nos están contando?
Acaso no fue Ciudadanos el que
quería pactar con el PSOE para echar a Ayuso y Gómez Mira de sus presidencias y
conseguir de esa forma dirigir unas comunidades que por votos no iban a
conseguir jamás. Pues siguen buscando poder, se presentan sin ápice de
vergüenza. Parece la obra de “Los diez negritos” cada día quedan menos, se
despedazan entre ellos, y todavía no se han dado cuenta de que se les echa por
traidores.
El poder produce ceguera total.
Por eso les aconsejo no salir a la calle el
día de las elecciones, porque lo mismo se encuentra una jabalina
atravesando su esternón mientras usted levanta ilusionado el emblema de su
partido preferido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario