lunes, 10 de febrero de 2025

ANGELES DE SANGRE. de RAFAEL ESTRADA

 

                                 



 

 

 

 

Hace tiempo que le puse una cruz a la novela negra. Fue por una novela en la que resultó que el asesino era uno de los asesinados del comienzo. Me sentí afrentada, disminuida e insultada como lectora.

La novela negra debe tener ese punto detectivesco que el autor comparte con el lector para que se crea capaz de desentrañar el misterio. Es por eso que si el autor te engaña de forma burda, ataca tu ego.

Sin embargo ha caído en mis manos una novela negra de Rafael Estrada, autor que admiro por sus ilustraciones y sus novelas infantiles, pero al que desconocía como autor de este género. Quizá la comencé por el respeto que le tengo, o quizá porque tocó mi debilidad por los novatos. Pocas cosas me interesan tanto como tema literario que las vicisitudes de un principiante en la profesión: la toma de contacto con el primer empleo, la cantidad de tropezones que se soportan y las formas tan ingeniosas que se utilizan para salir del atolladero. 

Pensé escribir sobre ese tema y Rafael Estrada me lo brindó con el inspector Juan Proaza, al que, para mayor escarnio, llaman Juanito. ¿Cuántos de nosotros no hemos sido unos auténticos Juanitos al dar los primeros pasos en nuestra vida laboral?

Así es como me fui introduciendo en la historia, de la mano del ingenuo Juanito, al que la investigación parece venirle grande, del poco ortodoxo inspector Garrido, y del experto forense Luzón.

Una historia que arranca con la aparición del cuerpo decapitado de una adolescente con asesino incluido, y que transcurre en Lo pagan, pedanía de San Pedro del Pinatar, y sus alrededores.

El caso parece tan sencillo que hasta Juanito podría resolverlo.

Y mientras vas leyendo descubres que ni Juanito es tan Juanito, ni el asesino está tan claro, ni las cosas son lo que parecen. Estrada no engaña, nos va llevando a lo largo de la trama con habilidad y ritmo por caminos sinuosos, difíciles, impredecibles. Y aquí sí, aquí el lector se cree que es capaz de desentrañar el misterio aunque de sobra sabe Estrada que no, que la trama es mucho más complicada de lo que a primera vista parece. Y como hilo conductor, el recuerdo de una novela de Nabokov: Lolita.

Rafael Estrada ganó con esta novela el premio “megustaescribir”, que convoca el grupo editorial Peguin Random House  y cuyo jurado son  nada menos que los lectores y que se merece por su ritmo, por su forma de tratar el tema, por sus personajes tiernos y diferente, y porque ha conseguido reconciliarme con la novela negra.

Pienso leer la trilogía de la que forma parte este libro:

 

Ángeles de sangre

Carne de primera y

Marilyn desenCadenada

 

Y a partir de ahora, pelillos a la mar por el asesino asesinado.


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