jueves, 19 de junio de 2008

LIBRITOS


El sábado estuve en la fiesta de Enrique Páez. Pretendía ser una fiesta sorpresa que le organizaba Bea. Una fiesta de despedida. Dejaba el taller después de quince años para dedicarse a escribir. No lo consiguió, quiero decir, lo de la sorpresa. Enrique se puso farruco. Que no voy a Madrid, mujer. Que hoy precisamente no me apetece. Y Bea dale que te pego. Pero hombre, que ha sido “un pronto”, que necesito ir a Madrid urgentemente. Hasta que no le quedó más remedio que confesarlo todo. Y entonces sí, Entonces Enrique se subió al coche ilusionado y pasó el viaje leyendo las cartas que sus antiguos alumnos le habíamos escrito.
Habían sido quince años de taller. Quince años de luchas, de frustraciones y cañitas, de Karaokes y Clamores. Por supuesto que fui a despedirme, cómo no. Enrique cambió mi vida, me dio herramientas y personajes para superar los malos momentos. Me enseñó a decir de otra forma, a leer de otra forma, a no conformarme con cualquier cosa. No es poco lo que me enseñó en su taller de escritura.
Lo considero un maestro porque supo mostrar, estar a nuestro lado cuando dábamos nuestros primeros pasos, con sumo respeto. Pero sobre todo, porque ha sabido disfrutar de nuestros logros como si fuesen suyos. Y aunque eso resulte de Perogrullo no siempre es así.
¿Alguien ha visto la envidia en su estado puro? ¿Indignados porque su compañero o alumno haya ganado un premio o haya publicado una novela? Yo sí. Los hay de varios pelajes: Los silenciosos. “Ah, yo eso no lo sé. No me he enterado”. Los despectivos. “¿Tú? Dios mío. A dónde vamos a llegar”. Los hay de muchos tipos. Pero los que se llevan la palma, los mejores, son los minimalistas. Si, ya me he enterado de que publicaste un librito. Reconozco que esos hasta dan un poco de pena por su falta de pudorcito.
Pero, después de todo, debemos estar preparados para estar a lado de las personas que merecen la pena.
Nada importa, si es por dar mi apoyo este gran maestro que lo deja todo para dedicarse a escribir… libritos, no. “Librazos”.

2 comentarios:

Enrique Páez dijo...

Nada me pone más contento que los libros publicados por la gente a la que quiero (bueno, he de reconocer que un libro mío me pone aún más contento, no hay que exagerar). Me alegré de verte en Madrid, de darte un abrazo, y de leerte en papel (libros) y en pantalla (blog). Un abrazo grande, como tu humor.

carmen dijo...

Gracias, Enrique, fue estupendo hacerte un homenaje "no póstumo"
Deberían ser todos así.
Un abrazo
Carmen