lunes, 20 de abril de 2009

PUBLICIDAD ENGAÑOSA




Soy adicta a teletienda, ya lo sé. No lo puedo evitar. En cuanto hago zaping y se me cruza el canal, ya no puedo continuar. Mira que lo intentó. Me engolosino, se me queda la boca abierta y las manos aprisionadas al mando. Me he apuntado a terapia de grupo, una de esas sesiones que te obligan a reconocer que estás fatal como método infalible de curación. Pero por ahora no mejoro. Dice el doctor Andreu que si no le pongo voluntad, mi vida será un infierno. Un infierno, repite, porque el doctor Andréu lo repite todo. Supongo que para afianzarlo en el subconsciente.
Hace ya tiempo que caí con una aspiradora que pululaba por la casa. Era una esfera metálica y pequeña, que deambulaba de acá para allá, y que chupaba el polvo que encontraba a su paso. Si se cruzaba con un obstáculo, lo rodeaba y seguía a su aire, hasta que te dejaba la casa como los chorros del oro.
Que eso es una engañifa, dijo mi marido. ¿Pero es que no te das cuenta?
No puede ser, hombre. Eso lo he estudiado yo, y se llama: Publicidad engañosa. Te pueden sancionar, incluso llevar a la cárcel. El Estado esas cosas no las permite, no te va a dejar abandonada a tu suerte así como así. Eso fue lo que le dije. Entonces me aconsejó que me apuntara a terapia, algo para desbloquearme la inocencia.
La esfera infernal ahora está abandonada en el trastero, con otros artilugios inservibles. Por eso acepté su consejo.
El martes caí de nuevo. Fue de pasada, yo estaba dispuesta a detenerme en Inter economía, en el canal porno, o en las clases de ingles, pero en cuanto salió teletienda perdí todo lo ganado. Esta vez era un horno con aire. Daba un gusto. Era un recipiente transparente y podías ver cómo se cocía el alimento. Una chica muy mona vestida de cóctel, metió unos trozos congelados de salmón con aspecto de piedra pómez, le dio al interruptor y se fue transformando. Al principio perdió ese color blancuzco y terroso del congelado, para convertirse en rodajas de salmón que acabaron siendo salmón al horno con ajo y perejil. Un ajo y un perejil que salió de dentro, del interior del salmón. Que eso lo vi yo con mis propios ojos: tostadito, crujiente, sabroso. La chica mona sonrió y propuso que lo compráramos cuanto antes, porque si eras de las primeras en hacerlo, te regalaban un termostato que te avisaba en cuanto se producía el milagro. O sea que, mientras, tú podrías estar haciendo cualquier otra cosa; leer un libro o escuchar a Bach, por ejemplo. Porque para cocinar así de fácil no era preciso vestirte de zarrapastrosa y pasar la mañana en la cocina. Me cegué, la verdad. Sabía que traicionaba a Andréu, las sesiones de terapia, y a todo lo avanzado hasta el momento, pero la adicción tiene eso.
Mientras me acercó a la consulta del doctor Andréu, cabizbaja y contrita, tropiezo con una manifestación. Un hombre alto me entrega un papel explicativo.
“GRAN MANIFESTACIÓN EN DEFENSA DEL AHORRO INVERSIÓN”
BASTA YA DE FRAUDES FINANCIEROS Y ABUSOS AL AHORRO DE LAS FAMILIAS.
FONDO SANTANDER, BANIF INMOBILIARIO, FORUM, AFINSA, ARTE Y NATURALEZA, GESCARTERA. CNMV, EL BANCO DE ESPAÑA.
No puede ser, le explico al hombre. ¿Se imagina usted una gasolinera que dispensara agua de solares? El Estado esas cosas no las permite, las controla, previene los abusos, protege al ciudadano. Pues estaríamos buenos si no lo hiciera.












1 comentario:

Lispector dijo...

Bravooooo ¡¡¡Me ha encantado!!!!!