domingo, 15 de diciembre de 2013

LAS PALABRAS DE GEMMA






Gemma perdió las palabras un veintitrés de diciembre, mientras escribía versos. Dijo que éste no y éste tampoco. Tachó adjetivos y quitó verbos. Decidió que tanto sustantivo estorbaba. Luchó por la concisión y la rima. Fue arrojando palabras, una tras otras. Algunas cayeron encima de la alfombra, otras dentro de la papelera, la mayoría encima del sofá.

Tantas palabras le habían sobrado que decidió  hacer una sopa con ellas. Las fue recogiendo una a una, y cuando las tenía todas las ordenó por terminaciones, las alternó de mil formas. Después de haberlas contado las hirvió en caldo de pollo y se cenó dos sonetos, tres redondillas, un romance, un madrigal y cinco alejandrinos.

A las doce sintió escalofríos, a las dos retortijones, a las tres la tripa empezó a hincharse. A las cinco estaba tan congestionada que tuvo que acudir a urgencias.
La operaron de inmediato. Le sacaron las palabras como pudieron. Los verbos salieron solos, los adverbios con fórceps, los adjetivos con pinzas, los pronombres con tijeras.

Las palabras que habían brotado de su tripa se colaron por debajo de la puerta del quirófano. La sala de espera se inundó de razones, los enfermos de argumentos, la dirección de condenas. Y las palabras siguieron su rumbo fuera del hospital.

“Se aproxima una tormenta de palabras”, anunciaron en la prensa. “No salgan de sus casas”
Pero la gente quería saber lo que era eso, y se lanzó a la calle.
La palabras volaban libres, se metían por las ventanas de las casas, de los coches, por las bocas del metro, por las cúpulas de las iglesias, los puestos de los mercados.

Algunas parejas las cogieron temerosos, y al usarlas e intercambiarlas, se descubrieron. Los hermanos  se reconciliaron, los amigos se aceptaban, los empleados y los jefes lograron sacar sus proyectos adelante. Los políticos cambiaron su lenguaje vacío por palabras cogidas al azar, llenas de verdades. Los banqueros cuadraron sus cuentas, los maestros instruían, los alumnos comprendieron.

Cuando Gemma despertó de la anestesia ya era Nochebuena. Quedó sorprendida de lo contentos que estaban todos. Pero lo que nunca supo, porque nadie se lo había explicado, es que aquellas Navidades fueron distintas gracias a lo alto que habían volado sus palabras.



5 comentarios:

Unknown dijo...

Muy chulo, Carmen. Ay, las palabras, siempre dando vueltas.
Feliz Navidad para ti y los tuyos!! :-)

carmen dijo...

Muchas felicidades, Ángel y mucha suerte para el año que entra.

Unknown dijo...

Como siempre que entro en facebook
lo primero que hago últimamente es devorar tus palabras. Para mí siempre llenas de contenido, vacías de vacuidad.Hoy he devorado las de Gemma.¡Feliz Navidad!

carmen dijo...

Gracias, Carmina. Siempre es una alegría encontrarte

sophie dijo...

Muy hermoso y emotivo, Carmen. Máxime que la protagonista se llama como yo. 😊👋👍