imagen: Julie Mallad
Estoy leyendo un libro muy
interesante: “La vida secreta de la mente” de Mariano Sigman. Me gusta porque
traduce de forma científica ese antiguo refrán de los indios Sioux que dice:
“No juzgues a nadie antes de haber caminado dos lunas con sus zapatos”
El estudio científico demuestra
que muchas reacciones humanas responden a conformaciones de nuestro cerebro. Por ejemplo, si la corteza frontal se adelgaza se pierde lo que vulgarmente se
llama filtro, es decir, que hablas sin pensar, pero no porque quieras, sino
porque no puedes evitarlo. Él mismo hizo un experimento que consistía en que por un sistema de bobinas, se
aplicaba una corriente muy tenue pero capaz de activar o inhibir partes del
cerebro. Se sometió a la prueba en la que se desactivaba la corteza frontal
temporalmente. El experimento duró treinta minutos. Veía una letra y tenía que
pensar palabras que empezaran por ella, y luego, pronunciarlas algunos segundos
después. Esa espera depende del sistema ejecutivo. Según explica, con la
corteza cerebral inhibida era imposible esperar, nombraba las palabras
compulsivamente, en el mismo momento que las pensaba. Sabía que tenía que
esperar pero no podía. Ese experimento le permitió saber los límites de lo que
podemos hacer más allá del deseo y de la voluntad en dominios cognitivos en
apariencia muy simples. Es muy difícil si uno lo experimenta ponerse en el
lugar del que no puede hacer lo que los demás hacen con naturalidad y
sencillez.
POEMA ANÓNIMO
Te ruego que
no encuentres errores en un hombre que cae o tropieza en el camino a menos que
hayas caminado con sus zapatos o soportado su carga. El zapato bien puede
esconder de la vista un clavo que cause dolor o quizá la carga que el soporte,
puesta en tus espaldas, bien puede
hacerte tropezar a ti también.
No desacredites al hombre que hoy está caído a
menos que hayas sentido el revés que ocasionó su caída o que hayas sentido lo
mismo que solo los caídos conocen.
Tú puedes ser
fuerte pero si te enfrentaras con lo mismo que lo hizo caer a él, en la misma forma y en el mismo lugar, podría causar que tú también te tambalearas
No seas severo
con el hombre que se equivoca ni lo apedrees con palabras ni con rocas a menos
que estés seguro, sí, absolutamente seguro, de que tú nunca te has equivocado. Entiende
que si acaso la voz del genio te
murmurara con la misma suavidad con la
que habló a ese hombre cuando se perdió, te haría tambalear a ti también.
De nuevo la
ciencia va de la mano de la estética.
“Una cultura
sin grandes creaciones estéticas es una cultura empobrecida” George Steiner, filosofo y ensayista.
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