lunes, 27 de junio de 2016

LA BOLSA O LA VIDA


 

                                                             

 

 

 

Los analistas políticos, los periodistas, los aficionados a las redes sociales y todo el que se precie, analiza  los resultados electorales.

 Y ya que pasaba por aquí, también yo voy  a poner mi granito de arena.

 En estas elecciones nos jugábamos: “la bolsa o la vida” Era algo muy traumático. La corrupción, por mucho que nos dijeran que era tan solo de unos pocos, no nos lo creíamos. Pueden corromperse personas, pero cuando las instituciones permiten leyes que no ponen coto a las puertas giratorias, a los chalaneos de los cursos que determinados despachos de abogados ofrecen  a jueces, cuando un funcionario olvida inscribir un embargo en el registro sin responsabilidad ninguna, cuando hay indultos y aforamientos “a gogó”. Ya no podemos decir que la corrupción es de unos pocos y darnos la vuelta al bolsillo del pantalón para que se vea que no nos hemos quedado un euro (entre otras cosas porque puede no estar en el bolsillo pero sí en Panamá)

Cuando la clase media va adelgazando tanto que no quedan más que los que tienen mucho o los que no tienen nada qué perder, el peligro empieza a ser inminente.

Lo siento, no cuela el yo no sabía nada. Y  a poco que uno piense, se va a la Puerta del Sol y se apunta a los 15M que era la forma que nos quedaba a los que ya no podíamos echarnos al monte con trabuco. Pero en cuanto pasó un poquito de tiempo y vimos  el resentimiento y las ganas de montarla que tienen los que se adueñaron del 15M, se nos cruzaron los cables y nos preguntamos: ¿Y ahora qué?

No hacía falta que Pablo Iglesias se pusiera corbata para saber que apoyaba a agresores callejero, que en algunos Ayuntamientos ya habían sacado la patita anticlerical,( que ya ves tú qué les importa con la que está cayendo en la educación, la sanidad, la economía, los parados…). Pues eso, que ya los hemos conocido, que la corbata no tiene enjundia cuando el odio ha tomado la calle.

Ya lo dijo Aristóteles.” en el término medio está la virtud”, y sin mesura no se ganan unas elecciones, por muy angelical que pongas la cara o el discurso con el que te disfraces.

Seamos sinceros, ¿a que si vinieran a nuestra casa unos ladrones con ganas de liarse a palos contigo o con tus creencias, elegirías la vida en vez de la bolsa?

Pues eso, que ha ganado el PP, mal que nos pese,  y aquí  paz y después gloria. Espero que por lo menos lleguen a un acuerdo, que controlen los gastos y los dispendios,  y que no volvamos a tener que elegir entre la bolsa o la vida.  

 

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