Entiendo
el adoctrinamiento, de hecho yo fui adoctrinada. Los principios del Movimiento
Nacional me parecían algo cotidiano, como de andar por casa. Y no digamos ya lo
del sindicato vertical, ese gran invento que con lo sencillísimo que parecía no
lo imitaban los europeos. No podíamos contar con que nuestros mayores nos sacaran del error porque estaban
tan escocidos tras la guerra civil que ni hablaban. Ellos se habían quedado un
poco catatónicos, enormemente conformistas y algo
tocados por la Fe y las Jons.
Es difícil formarte un criterio, sobre todo siendo
niño o adolescente, si nadie te da una versión contraria, si un recuerdo de
terror, de muerte, de sangre y de reclusión envuelve en silencio a tus mayores.
Pero
vas creciendo, y un día acaba en tus manos un libro de Simone de Bauvoir, y ese
libro te habla de que la labor de la mujer es la de “perpetuar el presente”, y,
claro, se te ponen los pelos como escarpias. Luego cae otro de Hanna Arend que
habla de los nazis y la banalidad del mal, y ya te crecen las orejas. Te matriculas
en la facultad para no perpetuar el presente, y ves como echan de clase a un
compañero al grito de: “Usted me quiere pillar” simplemente porque pide al
profesor que hable de la pena de muerte. Y la verdad, teniendo en cuenta que se
trataba de una clase de Derecho Penal y no de “Mecánica del vuelo” ni de
“Químico Física”, me mosqueé bastante. Era tan lógico preguntar sobre ese asunto
en ese contexto, que me caí definitivamente del caballo, como San Pablo. Una
luz iluminó mi inocencia trasteada por tanto adoctrinamiento, y decidí formarme
un criterio a base de leer y comparar. Han pasado muchos años, y ahora trato de
ponerme en el pellejo de otros adoctrinados.
No
me extraña, por tanto, que los independentistas, que se han pasado la vida
escuchando atrocidades de España y de los españoles, sigan fervientemente a los
dirigentes del “proces” y crean a pies
juntilla eso de “la dictadura de la mayoría” (aunque suene de lo más
contradictorio)pero hay un momento en el que uno se cae del caballo; por
madurez, por lógica, por pensar, por escuchar. No sé, es que pasa. No hace
falta que de buenas a primeras te caigas del caballo y dejes de creer en los
principios del Movimiento Nacional y restantes leyes fundamentales, sino que
dejas de seguir a los que hasta ese momento seguías, por la cantidad de contradicciones
en las que incurren.
Si
los Mossos ven pasar bombonas de butano a mogollón en una casa
deshabitada, y hacen de su capa un sayo,
por lo menos, que no culpen a los del CNI de saber algo, porque primero dicen
que no les avisaron y luego reconocen que sí.
Hombre,
que se les ve el plumero.
Si
antes de detener a los terroristas de Barcelona y Tarragona, con el peligro que
eso supone, sacan a la calle a la gente para manifestarse, es que les importa
un bledo; la gente, los terroristas y los atentados. Si además escuchan que la
DUI llevará aparejada; metralletas, sangre y ataques, según ellos ¿cómo se les
ocurre animarles a que vayan a votar con niños y ancianos?
Qué
quieren que les diga, o se caen del caballo y se buscan a otro lideres, o la
neurociencia nos enseña que no hay recuperación posible.
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