Mi Calixto
está preocupado porque ha leído que existe un trastorno que se llama sexomnia.
Se trata de algo así como un sonámbulo sexual. Supone practicar sexo sin
saberlo. Dicen que es una patología, y eso le inquieta bastante, porque los sonámbulos
le obsesionan, más que todo, por razones hereditarias.
Su
bisabuela Clementina era sonámbula y, según nos cuentan, se levantaba por las
noche para deambular por la casa sin saber que lo hacía. Dice que antes de
dormir se ataba a la cama con nudos de lo más complicados, pero no servía
porque en sueños siempre encontraba la forma de deshacerlos. En fase REM era muy
espabilada: una característica de los sonámbulos. Dicen que un sonámbulo puede
coger las llaves del coche, arrancarlo e irse directamente a saltarse
semáforos. O sentarse en la cama y mirar a su alrededor con expresión de
sorpresa, pasar la aspiradora, recolocar muebles, cocinar, saltar por la
ventana y exhibir una conducta sexual impropia.
Un
sonámbulo es un ser activo y soñador donde los haya.
“A lo mejor un día despierto con un chupetón y te mosqueas.” sugiere Calix.
Lo
cierto es que no se les debe despertar, pueden asustarse de tal forma que les
de un ataque al corazón y se mueran. Dicen que se debe ser muy sutil y
condescendientes con esos trastornos. Quizá por eso nadie atosigó jamás a Clementina.
Y Calixto me avisa de que si da síntomas, tampoco lo importune, no vaya a ser...
Cuenta
el doctor Pareja de la clínica Quirón, que la predisposición de padecer
sonambulismo es heredada, que influye el estrés y la privación de sueño.
Su
bisabuela vivió a finales del diecinueve, principios del veinte. "Pues en esa época
lo de la sexomnia debería estar muy mal visto", le sugiero. “Pero quién nos dice a
nosotros”, continua él la mar de ilusionado, “que el caso de una mujer que cada
noche abandonaba su casa en episodios de sonambulismo extremo, y mantenía relaciones
sexuales con extraños, no era el de Clementina.”
Según
el especialista en trastornos del sueño Peter Buchanan, la
mujer estaba completamente dormida y su comportamiento se debía a que «llevaba
a la práctica todo aquello con lo que soñaba». Y apunta una clave para
desmontar el mito: «Es inútil tratar de despertar a un sonámbulo porque es
insensible a estímulos externos. De forma preventiva, conviene asegurar el
cierre de puertas, eliminar obstáculos, proteger las esquinas y los bordes del
mobiliario, así como ocultar objetos peligrosos».
“Por
lo que, te advierto”, me dice Calix levantando un dedo muy largo” “que a los
descendientes de Clementina no se nos deben molestar bajo ningún concepto cuando
actuemos en fase REM.”
Eso me dice antes de ponerse el pijama para ver si le da el sonambulismo.
Eso me dice antes de ponerse el pijama para ver si le da el sonambulismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario