sábado, 26 de enero de 2008






Llueve. No ha parado de llover en toda la noche. He soñado que me perdía. Hacía mucho tiempo

que no soñaba algo así. Una ciudad, un lago o el mar que me impiden cruzar. No tengo dinero para cruzar en el trasbordador y no puedo llegar por otro camino. He olvidado el nombre de la ciudad a la que me dirijo. Nadie me puede ayudar a encontrar lo que busco. Una feria del libro, muchas casetas, y yo, perdida, angustiada, sin saber a dónde voy. ¿Tan frágil es lo que tengo que se lo puede llevar la lluvia?

Me despierto de nuevo, ya hay claridad. La casa no está en penumbra. No ha sido más que un sueño. Qué bien, pienso. Y sin embargo… ¿Por qué continua lloviendo?

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