martes, 19 de febrero de 2008

El amor


No sé como tuve fuerzas para arrastrar el cuerpo y cubrir el agujero.
Él estaba allí y lo miré. Lo convertí en mi centro de atención. Quería que se sintiera único. Le dije frases insinuantes, cambié de color. Mi voz era cálida. Él se acerco, sonreía. Trató de atraparme y me alejé. Se quedó desconcertado, extraño, un poco mohíno. Luego, cuando intentó alejarse, lo llamé. Sonreí. No le perseguí, nunca persigo. Solo le dije algo divertido. Y luego le hice sentirse importante, dependiente de mí. Olimos nuestras feromonas. Copulamos durante horas, y después…Después lo devoré. Dejé poco, lo suficiente para poder arrastrarlo.
Soy una mantis religiosa ¿Qué otra cosa podía hacer?

2 comentarios:

Cyllan dijo...

¡Pero que concreto y que bueno! Me encantó. Aunque yo no lo habría titulado así pero bueno. Más bien lo hubiera llamado El Instinto jeje.
Saludos.

carmen dijo...

Hola Cyllan. Gracias por paseartre por mi blog. cada día me siento menos sola.
Un abrazo
Carmen