Justo
cuando me encontraba en medio de una rotonda, mi Tom Tom se ha puesto a hablar en
alemán sin venir a cuento. Se ha pasado la tarde cambiando de idioma para liarme
y he acabado pagando tres veces en la misma autopista de peaje.
Luego,
al llegar a casa, he leído en el periódico una noticia extraña pero que tenía
cierta relación con el lenguaje de mi Tom Tom.
Se
trataba de un loro que ha cambiado de idioma.
El
loro, de nombre Nigel, se largó volando por la ventana un buen día, después de
que Chick, un inglés de los de Londres (me refiero, que aún a pesar de vivir en
California, su acento era británico) le trasmitiera su lengua con ilusión y esfuerzo.
Y es
que el loro se presentó en una peluquería de señoras cuatro años más tarde
hablando por los codos en español y ladrando a intervalos. Su acento era
mejicano y la peluquera que era de Panamá
lo entendió todo menos los ladridos del loro, porque eso se le hacía más
cuesta arriba. Lo llevó a una veterinaria por si entre todos podían sacar algo
en claro, y ésta localizó a través del chip a su antiguo dueño.
Chick
lo recibió con lágrimas en los ojos, pero se llevó el chasco de su vida cuando
comprobó que Nigel y él ya hablaban idiomas diferentes, que no se podían
entender y que el loro había perdido no solo su lengua materna, inglés
británico, sino también su idiosincrasia
de loro para pasarse a la de perro vagabundo que habla español con acento mejicano.
Todo
un despropósito y un gran susto para el hombre que ni era bilingüe ni intención
que tenia de adquirir un perro.
En
un estado donde los activistas contra los inmigrantes intentan frenar la
llegada de personas procedentes del sur del Río Grande y quieren imponer el
inglés como idioma único, Nigel se ha convertido en la nueva bandera de los
activistas pro inmigrantes, especialmente activos en las redes sociales.
"Los anti inmigrantes defensores del inglés se van a volver locos con
esto", ha escrito una periodista de 'La Opinión' de Los Ángeles en su
página de Facebook.
Ahora
Nigel se ha convertido en el nuevo héroe de los inmigrantes hispanos en Estados
Unidos y quizá su embajador en el reino animal.
Eso
dice la noticia del periódico.
He
bajado al garaje y he buscado por entre los mecanismos de mi buscador a ver si
encuentro un chip que me ubique al dichoso Tom Tom por si era de otro dueño,
pero se ha puesto a maullar y he salido corriendo.
Quizá
mi buscador también se convierta en el nuevo héroe de los que estamos hasta la
coronilla de tanta corrupción, y su embajador en el reino tecnológico. ¿Quién
sabe? pasan cosas tan raras
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