sábado, 16 de enero de 2021

LA BIBLIA TENÍA RAZÓN

                                  


 

 

 

 

HE TENIDO UN SUEÑO. Soñé que me hacían una PCR y que había pasado el virus dejándome anticuerpos de por vida para: la variante inglesa, sudafricana, china, vietnamita, australiana,  y cualquiera que se pudiese presentar en el futuro.

Soñé que se me aparecía un ser luminoso que, dadas la circunstancias actuales en el planeta, me proponía extraditarme a una de esas galaxias enanas que nadie se molesta en buscar. Me dijo así mismo que me trasportaría en un arca como la de Noé, con animales emparejados, (excepto el virus y la virusa covid19), con diez hombres justos y diez vírgenes con lámparas de aceite que se encargarían de localizarlos.

Soñé que compraba el barco del Costa Concordia, aquel en el que fue capitán  Schettino, y enviaba a las vírgenes a buscar a los diez razonables hasta por debajo de las piedras, pero como de las diez vírgenes, cinco eran tontas y no llevaban combustible, ni gasoil, ni butano, ni batería, se les apagaron las lámparas y quedaron tan solo cinco para encontrar ecuánimes.

 Las posibilidades se reducían.

Me hablaron del grito desesperado de sanitarios valencianos confesándose al borde de su resistencia psicológica, doblando turnos y teniendo que demorar intervenciones, pruebas y consultas por falta de personal. Me hablaron del presidente de la Generalitat valenciana diciendo que cuando sea necesario confinará y no antes.

Me hablaron de que las calles estaban llenas de jóvenes necesitados de juerga porque de no ser así les saldría un sarpullido. Decidí enviarlos de tardeo con las vírgenes tontas y quitármelos de encima.

Me hablaron de unos voluntarios con vehículos 4x4 que atendían urgencias para poder salvar los caminos nevados en Madrid. Me hablaron de unos taxistas que les pincharon las ruedas. Se lo dije a las Vírgenes tontas: “Eh, que os mando algunos taxistas para lo del tardeo.” Me hablaron de políticos a los que no se les ve el pelo mientras mueren a millares personas en su país. Me hablaron de unas elecciones que dan muchas esperanzas de votos al gobierno en cuestión, aunque celebrarlas supondría el aumento de los enfermos y muertos: les importa un pito (no está un político para esas tonterías). Me hablaron del recibo de la luz que está helando de frio a miles de personas. Me hablaron, y me hablaron, y me siguieron hablando. La vírgenes listas estaban colapsadas buscando justos por doquier, por lo que tome la determinación de simplificar poniendo una señal en las puertas de las casas de los que a bote pronto parecían más justos, más que todo para que el ángel exterminador pasara de largo, como hizo Moisés en su día.

“Estaos preparados que un día de estos salimos en el arca para la galaxia enana”, me dijo el ser de luz antes de sonar el despertador. Luego me he despertado. El virus todavía estaba allí y creo que tampoco tengo anticuerpos, continúan las vírgenes tontas y los impuros tocando las narices, pero para quitármelos de encima y huir de este sinsentido tengo que volver a soñar, y vete tú a saber de qué va mi sueño de mañana.   


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