jueves, 11 de marzo de 2021

NUEVOS TIEMPOS

 

 

 

                                             

 

                                                                                                    Foto: Bansky


 

 

 

 

 

 

Estoy desolada. Hoy es mi cumple. Me miro en el espejo y observo que me encuentro en pleno proceso de descomposición. Trato de apagar la luz para pintarme de oídas y lo máximo que consigo es salir a la calle hecha un adefesio.

 Y es que lo de envejecer es muy sorpresivo, en serio. Una se mira en el espejo todos los días y como está en otra cosa, pues como que no se ve, o se ve matizada por las prisas. Pero el día del cumple, una lucidez desgarrada ilumina el reducto en el que te encuentras, y lo que ves es una pesadilla de la que te niegas a hacerte cargo. ¿Que hace ahí la tía Felisa? te preguntas mientras apagas hasta el móvil. Pero en lo más recóndito de tu ser sabes que no es Felisa que eres tú andando el tiempo, y eso duele.

Estiro mi cara para reconocerme, pero no sirve de nada porque se ha formado una conspiración entre el espejo, las luces horizontales, la sombra del armario y los halógenos del techo.

Todavía no repuesta de la aparición decimonónica del espectro, me suena un mensaje de facebook, lo abro temblorosa. Dice la Guardia Civil que si sospechas haber sido víctima de skimming, lo denuncies. No solo estoy en descomposición sino que ya no hablo el idioma de la gente. No tengo ni idea de lo que significa, pero por si es un mensaje subliminal, decido denunciar, no sea que me pille Hacienda.

Me siento en el borde de la bañera y marco almohadilla 062, como aconseja la Benemerita.   

Y es que entre las fake news, las influencer y el running me siento como Alicia tras el espejo. Nada que ver con la realidad que me circunda.

No hablar el mismo idioma que el resto de la gente y además comprobar como tu ser se va deshaciendo, te minimiza un montón. Ya no son solo esos jóvenes snob que no se saben sacar el inglés de la boca, sino hasta la mismísima Guardia Civil la que me requiere para denunciar un misterioso, oscuro, esotérico skimming.

Decido ponerme al día y destruir a mi tía Felisa de un plumazo: me atiborro de influencer, de cursos de aprendizaje de inglés supersónicos, de últimas tendencias en implantes de lo que sea. En una mañana avanzo tanto que me dedico a dar consejos. Si vais por la calle con vuestro Longboard luciendo una barba convenientemente arreglada, gafas de pasta último modelo, piercing en la nariz, unas “Vans” y una camisa de cuadros heredada de vuestro tatarabuelo, sois unos auténticos “Deck” pero eso sí, a punto de ser víctimas de skimming

Y que conste que no es una post-truth.

Tú ves, ya me siento mucho más joven.

 

 


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