lunes, 31 de mayo de 2021

ALEXIS Y LOS IMANES



 

 

 

 

La dueña del Super de mi barrio es negacionista. Yo no lo sabía y le compraba los tomates y las chirimoyas tan pancha. Ahora me da no sé qué. Me lo ha contado esta mañana. Dice que el brazo de su marido se ha quedado imantado con la vacuna y se le pega de todo. Se llama Alexis y por lo visto el hombre va lleno de adhesivos. Dice que por donde pasa saltan los anuncios hacia su brazo, sobre todo si se acerca a una nevera. Es un poco como el Flautista de Hamelin, que le  siguen las pegatinas por doquier y va lleno de recuerdos de la torre Eiffel, Budapest, una cerveza de la oktoberfest, una hamburguesa o el teléfono de pizza Hut. Está muy alterada, dice que todo se debe al 3G y que ella no se piensa vacunar. La verdad es que si yo no lo hubiese hecho ya, tampoco me vacunaría. A ver qué necesidad tengo. 

Lo de atraer imanes a tu brazo tiene maldita la gracia. Nunca sabe uno al salir a la calle que se te puede pegar. Además no da imagen. El hombre es conserje y cada nota colgada de la puerta del ascensor formará en breve parte de su fisonomía. Ahora comprendo por qué los que han recibido la primera dosis de AstraZeneca están en un sinvivir con la elección de la segunda. Primero decían que no querían vacunarse y el gobierno se esmeraba en dar tranquilidad a la población, decían que solo había una trombosis cada millón de habitantes, que era tan improbable como que te callera una maceta al pasar por la calle. Ahora que se han acabado las vacunas de AstraZeneca, todos quieren la segunda dosis y el gobierno se esmera en contarnos que las estadísticas han cambiado y ahora cada veinticinco mil vacunas hay una trombosis. Como sigan firmando consentimientos a discreción, será “a trombosis por vacunado”. Nos cuentan tantas patrañas que una no sabe ya qué ponerse. Se desconocen los efectos y los chips que nos han inoculado los chinos, hasta dónde pueden llegar y cual serán las consecuencias. Ella, la del Super, me asegura que la pandemia es mentira, que ninguno de sus clientes se ha contagiado y sin embargo muchos están hasta arriba de 3G por vacunarse, y que les han puesto un chips para controlarles y conocer hasta sus más ocultos pensamientos. Los trombos suben y bajan dependiendo de las dosis de vacunas de que se dispongan, y el pobre Alexis atrayendo pegatinas de todas las neveras del barrio.

 Esto de la pandemia es extremadamente chungo. 

 

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