Puri visitó a un dietista famoso
que envió su orina al estado de Illinois para ser analizada. Después de dos
meses de estudiar concienzudamente el caso, los eminentes doctores llegaron a
la conclusión de que Puri estaba como un tonel porque lo que le engordan son
las judías verdes y las espinacas tomadas
a pelo. Es decir, sin aliñar.
Le aconsejaron que comiera en vez
de judías verdes, judías blancas con chorizo y algo de panceta. Dicen que su
caso es de catalogo, que su organismo metaboliza las grasas y no las verduras, que
por eso engorda.
El diagnostico le costó seis mil
euros, más que todo por el viaje de la orina por tierra, mar, y aire.
Han pasado dos meses, ha
engordado diez quilos más y se ha convertido en una detractora recalcitrante de
la fabada asturiana. El dietista no se hace responsable de los kilos de más.
Dice que debe hacer algo mal, que si no está de acuerdo que acuda a la
Organización Mundial de la Salud y que ponga un recurso. De Illinois le enviaron una bicicleta
estática que pedalea sola. Dicen que eso es lo que aconseja su orina, pero
tampoco consiguió bajar ni un solo kilo. Le hablaron de la anti gimnasia, nuevo
método que está haciendo furor en Colorado y norte de Tejas, pero continuó
engordando.
Por fin visitó a una curandera
que le aconsejó disgustos, muchos disgustos, oiga usted, cuantos más mejor.
Le ha prescrito leer la prensa a
toda hora, llorar los desmanes de sus corruptos nacionales, acumular multas y paralelas
de la Agencia Tributaria mientras repasa amnistías fiscales. Llorar la pérdida
de moscosos, añorar su paga extra extinta y a buen recaudo en Suiza a nombre de
otros más avispados. Repasar la larga lista de imputados presuntos, y jamás
juzgados, de indultados sin explicación, repasar las nóminas y las dietas de
los servidores de la patria, sus indemnizaciones por despido, sus viajes
lúdicos, la risa que les da las manifestaciones y huelgas. Y, para más
seguridad, unos sicarios se han ofrecido a secuestrarla, atarla a una silla,
ponerle palillos en los ojos para que no deje de ver programas de debate, para
que conozca la verdad y toda la verdad de lo que está sucediendo en el país.
Y parece que por fin la curandera
ha dado en el clavo. Si continua una semana más podrá desfilar por la pasarla Cibeles con la
talla 34.
Está esbelta y cabreada. Pero lo
peor es que en la revista médica de Illinois ha salido su fotografía antes y
después, la ponen como ejemplo de la nueva forma de adelgazamiento a base de
fabada asturiana y choriza, y eso no es justo, la verdad.
Puri sabe que fue la curandera la
que dio en el clavo: disgustos, muchos disgustos.
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