Quiero agradeceros a todos los que estuvisteis conmigo en la
presentación de “Aniceto y los cuentos de la Biblia” por demostrarme que estaba
en lo cierto cuando hablaba de la amistad como valor primordial. Gracias por
acudir sin muestras de desaliento a mis presentaciones, gracias por
vuestro apoyo y por sentirme tan cobijada.
Mi agradecimiento también para
aquellos que no pudieron estar a mi lado pero lo estuvieron con su ánimo y sus
palabras de aliento.
Y espero que no os olvidéis nunca de
la receta “…la amistad se riega con
palmadas en la espalda para felicitar por los logros, en el otoño se
abona con perdones, suena a
carcajadas y juegos, quita los disgustos, y cuando ha brotado se
convierte en un árbol centenario que no hay quién tale.”
Un beso muy fuerte a todos mis
amigos, y espero que os guste ese Aniceto tan peculiar y entrañable, ese Jonás
tan rencoroso que por odiar todos los días a la misma hora tuvo que vivir en la
panza de una ballena, ese búho que no acaba de comprender porque los hombres no
se aceptan nunca, y ese león con cataratas que es admitido en el arca por la solidaridad
del resto de animales.
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