jueves, 15 de enero de 2015

PREMIOS






Acababa de salir mi novela “Bajo cuerda” y me invitó la editorial  Lengua de Trapo a la cena de entrega de premios “Fundación Lara de novela” 2008.
A propuesta del jurado se podía galardonar cualquier novela escrita en español y publicada en primera edición en ese año con independencia del país. Recuerdo que quedó entre los finalistas Ana María Matute. Pensé que nadie podría comparase a ella. No solo era una de las voces más ricas de la literatura, como había dicho Vargas Llosa, sino que había sido propuesta en 1976 para el Nobel de literatura, premio Cervantes, Café Gijón, Planeta, Nacional de literatura,  Nadal y Fastenrath de la Real Academia. Me parecía que nadie podría competir con una escritora de su talla, que era como competir con García Márquez o Vargas Llosa.  Sin embargo mi sorpresa fue grande al comprobar que no había sido la ganadora. Me sentí muy triste, me parecía que la maestría y  los años habrían acrecentado su talento, por muy bueno que fueran los otros finalistas.  Entonces la única explicación que encontré era la de la edad, quizá le había hecho perder frescura u oficio, o vete tú a saber qué.
Pero hoy, después de algunos años, ha caído en mis manos aquella obra finalista en 2008: “Paraíso inhabitado”.  Una obra fantástica, un canto a la imaginación, a la fantasía de los cuentos como mecanismos de liberación de una niña solitaria. Un relato de iniciación que cuenta el paso de la infancia a la madurez. Con una doble mirada sobre la vida, el enjuiciamiento severo del adulto y el sorprendido descubrimiento de la niña. Dos realidades  separadas, hostiles.
Encierra grandes dosis de critica social a la burguesía acomodada con comportamientos egoístas.
Su modo de contar no es pretencioso o envarado, pero es profundo y serio.
Un libro precioso que me ha devuelto a la niñez y que me ha absorbido por completo Una historia sobre la infancia y los últimos momentos antes de entrar en el mundo adulto, el de los gigantes.  Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una lectura.

Ana María Matute no había perdido ninguna cualidad de las que le hicieron merecedora de tantos premios en su trayectoria literaria. ¿Por qué no fue ella la ganadora?  Nunca acabaré de desentrañar los misterios de los premios literarios. 

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