IMAGEN: RAFAL OLBINSKI
Están pasando tantas cosas últimamente que se me acumulan los miedos y se
quedan en nada. Ya ni me asusto cuando el siniestro de mi vecino de garaje se
esconde tras una columna para saludarme de soslayo. Antes, cuando lo descubría
tras la puerta del maletero trajinando, me subía en el coche y arrancaba a toda
velocidad por si sacaba la motosierra, escondía un cadáver putrefacto, un arma
fratricida o un móvil dentro de la rueda de repuesto. Dicen que es un lugar ideal
para infidelidades. Yo, la verdad, lo veo complicado. Pero ahora, después de
todo lo que llevo escuchado este verano, ya ni me importa, hasta le doy
conversación tras la columna o tras su capó. Y es que una no puede con todos
los acontecimientos que suceden alrededor. Los catalanes, sin ir más lejos, me
tienen muy preocupada, no porque se quieran separar, sino porque se llevan de
pena los unos y los otros. Ya me dirás qué pinta Ana Gabriel de la CUP y la
independentista Alba Tous, presidenta de la joyería Tous. En cuanto se
independicen, se lían a gorrazos por incompatibilidad de caracteres. Si los
Pujol se llevaron el dinero crudo y no pasa nada, pues que no pase. Ese ya no
será mi problema. Si echan a los turistas y ponen un mercadillo en la Sagrada Familia,
pues a lo mejor recaudan lo perdido.
Mi problema hasta hace poco era Kim Yong-un. Mi hermano dice que no tiene
armas nucleares, que va de farol, que son petardos de fiesta camuflados. Pero
si fuese así, los americanos no enviarían sus flotas, ni Trump se pasaría la
vida amenazando al coreano por twitter. ¿A qué no?
El caso es que cojo el periódico con
una mano enguantada para que no me contagie, y continúo leyendo. Trump además
de estar muy enfadado con Kim Yong-un, se ve que también lo está con todos, es
un estar mal y enfadarse porque sí, y se pone a despedir “a calzón quitado”:
fiscales, miembro de la inteligencia, ayudantes, militares…, un desmadre. Claro,
como allí no tienen que indemnizar con 20 días por año trabajado, despide sin
resuello, aunque no a tantos como Maduro, que a ese no le duelen prendas, no
solo invade, ataca sedes, secuestra, pega tiros…, sino que luego busca a los
invasores atacantes, secuestradores y tiradores como si la cosa no fuese con
él. Los podemitas y las podemitas mantienen un sesudo silencio al respecto
porque eso no son más que mentiras de fachas. Rajoy tiene lumbago de tanto como
se mueve, en círculo, por supuesto, pero eso también debe lesionar. Putin es
amigo de Trump pero en plan colegui, no en plan EEUU and URSS.
Las mafias campan a su aire aprovechando las guerras y el hambre sin que
nadie ponga fin al dinero que las mueve, léase paraísos fiscales y demás. De
los yihadistas ya ni hablo.
Y son tantos y tan espantosos los presagios, que ya no sé a quién dedicar
mi insomnio. Ando sonámbula y derrotada por los pasillos buscando algún tema
para concentrarme. Creo que va a ser mejor dedicar uno por noche: esta noche, se
lo dedico al vecino del garaje, más que todo por la proximidad; mañana, a los petardos
o bombas atómicas de Kim Yong-un; pasado mañana, a Nostradamus, que era un
lince vaticinando futuros desoladores. Así, por partes, el susto se hace más terrorífico.
Y es que todo a la vez, como que se diluye, y una acaba pensando tan solo en el
calor.
Ché, qué caloret fa.
2 comentarios:
muy bueno Carmencita, que habilidad para, pasando por tu vecino, hacer un "repaso" a este mundo que nos toca vivir.
Gracias, Carmina. Viniendo de ti, me siento orgullosa.
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