viernes, 24 de febrero de 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

                                             



 

 

 

 

 

 

Ayer leí que hay varios éxitos de Amazon escritos por inteligencia artificial. También se están otorgando premios literarios a libros escritos mediante este método. La verdad es que me extraña poco, porque los premios no se suelen dar a escritores rompedores, no son precisamente vanguardias, las que salen victoriosas de esos concursos, ni suelen ser superventas. Y el que lo dude que se lo pregunte a un amigo de esos que se leen cuarenta libros en un verano. “A mí, ves tú, ese me ha distraído aunque ya no me acuerdo de qué iba.” “La verdad que para la playa no necesito más que sol, moscas y una historia tripitida para que no se me derrita el seso.” Lo de toda la vida, añadido al nombre del escritor que sale en la tele, y algún aderezo de cantante o tertuliano es la receta ganadora. El negocio es el negocio. Pero eso ha debido existir de siempre. Se cuenta una anécdota de Alejandro Dumas padre,  que al preguntarle a su hijo si había leído su última novela, el hijo preguntó a su vez: ¿La has leído tu?

Algunas historias las escriben en las editoriales para que salgan aparentes. Esto no lo digo yo, lo dice cualquiera que tenga un poco de gusto literario y conozca las nuevas tendencias que no existen. Para este quehacer no importa que sea una inteligencia artificial la que, parapetada de logaritmos, nos deje una novela niquelada. Creo que si tú dices: descríbeme una tarde aburrida al estilo de Flaubert. Arrasas.

El problema es que la inteligencia artificial está avanzando a más velocidad de la que nos damos cuenta. Mi amiga Paula, por ejemplo, le ha salido un novio por internet que la tiene loca. Llevan meses hablando de los divino y lo humano, hasta que le propuse que le preguntara algo que se saliera de lo habitual. Parece que lo intentó y el supuesto mirlo blanco salió por peteneras. “Cariño mío. Qué ganas tengo de conocerte”. Paula ha entrado en bucle y ahora quiere a eso que le habla, sea maquina, animal o cosa. Quizá nos pase lo mismo a nosotros. Qué más da que el libro lo escriba una máquina si me distrae. Qué más da que pinte un cuadro si utiliza los colores que hacen juego con mis visillos. Y quizá tengan razón. la repetición es lo sencillo, lo cursi nuestro primer instinto. ¿Por qué hacernos los intensos? Ya hasta lo seguidores de Instagran son de pega, pues mientras me sigan y me jaleen, encantada.

Bueno, si lo que me cobran es asequible, claro.

 


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