sábado, 18 de febrero de 2023

ZALAMERÍAS



 

 

 

Cuando a Ramón lo nombraron CEO de su empresa, el antiguo CEO le dio unos consejos para alertarle, aún sabiendo que es muy difícil seguirlos.

A partir de ahora te vas a sentir muy solo, le explicó. Te parecerá que no puedes descargar tus angustias en nadie, y es ahora cuando aparecerán personas a tu alrededor que serán tu consuelo, tu paño de lágrimas, la compañía y el confort.

No caigas, esos son en realidad tus enemigos. Aprende a taparte los oídos como Ulises para no escuchar ese canto de sirenas envenenado. Esos que te arrullan serán los más inútiles, aquellos que quieren asegurar un puesto a tu lado para hundir a otro. Confía en aquellos que no te alaben, porque creen en ellos y también creen que podrán convencerte de su valía gracias a su esfuerzo y no a su zalamería y artilugios. Los realmente valiosos no necesitan sonrisas ni golpecitos en la espalda: creen que sus obras hablaran por ellos. Sin embargo, la vanidad será tu arma destructiva, esa arma que anida en el corazón humano. Hará difícil en esos momentos tomar el camino adecuado y apartarlos aunque no dejes de recibir indicios.

Todo ser humano contiene en su interior los instrumentos para su destrucción. No son visibles pero derriban, y una de ellas, la más importante y demoledora, es la vanidad, ella es la piedra que da al traste con cualquier potencial. Eso lo saben los manipuladores. Estarás viendo sus manejos y halagos pero preferirás obviarlos, así como ves la peligrosidad del alcohol o de cualquier adicción y lo minimizas.

 Pobre del que no sea capaz de salir de las garras de un manipulador. Será vilipendiado por detrás y agasajado por delante. Las sonrisas serán falsa, pero no serás capaz de descifrarlas, porque si hay algo que no quieres ver, no lo verás hasta que no te derribe. Solo tú te puedes salvar, las sabandijas están al acecho y lo más triste es que ahora tú las necesitas.


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