Acabo
de leer en El Mundo que un chico,
todavía en el instituto, ya vaticinó el agujero negro de “Abengoa”. “Qué crack”, “qué genio”, “qué inteligente”
Bueno,
no lo voy a ningunear, el chico es listo, que duda cabe, pero no por descubrir
los agujeros negros que pueblan empresas españolas del Ibex35 (que eso lo
descubre cualquiera a pocos conocimientos de ratio y contabilidad que posea) sino
porque es brillante en sus estudios y ha conseguido nota para seguir su
vocación: la medicina.
Es
más fácil catalogar de genio a un chaval de 17 años que tomar medidas contra la
auditora Deloitte, con decenas de profesionales
y recursos, que ganó auditando a
Abengoa 20 millones de euros los tres últimos años.
El
estudiante, en cuestión, solo siguió las instrucciones que un manual básico de
economía le indicaba. Es más fácil encumbrar al chico como si hubiese
descubierto la piedra filosofal, que reconocer que en este país ya no hace
falta ni llevar una contabilidad b para trincar.
Que basta publicar los balances, tal cual, en una página web de la empresa, para
saber que está en el chasis. Pues
menuda pesadez tener que disimular las cuentas, si total nadie las lee y los que
las leen ya saben de qué va el asunto. Pero eso no nos debe asombrar, ya lo
descubrimos cuando vimos irse de rositas a Fernández Ordoñez, responsable
máximo de las auditorias del Banco de España a las Cajas de Ahorros. ¿Y qué
iba a saber él, si ya había dejado el
bachiller muy atrás? ¿Y las auditoras? Pues eso, tan campantes, mientras
nosotros pagamos los desaguisados de todos esos que cobran un dineral sin
haberse estudiado el análisis de balance ni la contabilidad, con lo sencillito
que es, oye.
Luego
se quejan de que los partidos mayoritarios, los que todavía no han tomado medidas
contra semejantes desaguisados, bajen en las intenciones de votos. Si el
milagro, lo único digno de aparecer en “Cuarto milenio”, es que todavía haya
gente que les de su confianza. Me recuerda un poco a lo que ocurrió con Rumasa.
todos sabían a quién encomendaban sus ahorros, y sin embargo hubo gente que se
entregó a los Ruiz Mateos en cuerpo y
alma.
Deberíamos
estudiar el fenómeno con Iker. Ni extraterrestres, ni voces del más allá. El
próximo programa: “Voces del más acá, aceptación de robo sin paliativos" (Síndrome de Estocolmo, de Diogenes, de Abstinencia...) Se
analizará concienzudamente quién se mueve más en los debates de la tele o si
lleva en la mano un bic y equivoca el nombre de una auditora”. Buena forma de valorar a los que nos van a gobernar durante los próximos cuatro años. Sí, señor.
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