lunes, 15 de febrero de 2016

ENGAÑOS







Me gustaría sentirme protegida por algún ministerio, organismo u oficina de defensa al consumidor. Me gustaría que hubiera un control exhaustivo sobre los anuncios. Me refiero a que si te dicen que una crema te deja sin arrugas, hubiera “un propio” comprobando la veracidad del producto, y si no es así, no solo obligaran a devolver el dinero al estafador, sino que su nombre ocupara lugar prominente en una lista de embaucadores oficiales.
Luego me pongo a pensar en la cantidad de estafas a las que nos hemos visto  sometidos en este país por aquellos que se encargaban de administrar nuestros impuestos, pienso en mi petición y me derrumbo. Porque entre que se queden familias enteras sin recursos y en el paro por mala administración, y que las cremas no te engañen prometiéndote que te van a quitar cuatro patas de gayo, pues como que mejor empezar por lo otro.
Sin embargo no entiendo por qué continúan engañándonos de forma tan pueril. Acabo de leer un anuncio que me ha dejado los pelos de punta. Comienza con una señora que se queja de envejecer de esa forma tan desaforada con la que suele envejecer uno. Cito textualmente sus desasosiegos: 
Las arrugas aparecieron en mi piel. Me veía miserable y avergonzada... Cuando salía con mis amigos, me sentía constantemente insegura y corría al baño a ponerme más maquillaje. No me gustaba ver mi propio reflejo y comencé a evitar los espejos. Un día escuché a mi esposo referirse a mí como “vieja ciruela arrugada.” Cuando lo confronté, llegó demasiado lejos diciéndome “¡Te fui INFIEL porque eres demasiado vieja!” y después ¡se divorció de mi! Esto fue un choque muy doloroso y humillante. Hasta ese punto, nadie había abordado el tema de que mi cara se había arrugado y envejecido, y yo estaba en negación”.
Hasta aquí el aterrador relato de la señora, los espejos, las arrugas invadiendo su cara como hormigas nauseabundas que se apoderan de su piel, ella negándolo todo y embadurnándose la cara con maquillaje, el marido llamándola: “ciruela arrugada”, que ya es ser cruel. Pero gracias a la crema del anuncio, la vida le dio un giro de ciento ochenta grados y ríete tú de las ondas gravitacionales de Einstein. Volvió a la adolescencia en un abrir y cerrar de ojos. Se acabaron las arrugas, la ciruela, y el espejo traicionero. La señora, emocionada y hecha una flor, escribió a los fabricantes de la crema agradeciendo su nuevo aspecto con estas palabras:
(y vuelvo a citar textualmente)
"Eventualmente el rumor de mi juvenil transformación llegó a mi ex marido quien se había divorciado de mi por ser "demasiado vieja". Llegó arrastrándose y pidiendo llevarme a cenar en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad, el mismo restaurante al que solía llevarme cuando salíamos hace décadas. Me dijo que había "cometido un gran error" y que él se había dado cuenta de que "no puede vivir sin mí". Llamó, envió mensajes y me envió correos día y noche. Al final tuve que cambiar mi número de teléfono y dirección. Finalmente, un día, ¡tuvo la desfachatez de venir directamente a mi casa para tratar de convencerme de darle una oportunidad! Esto es lo que yo había estado esperando. Yo había pensado sobre esta conversación en mi mente una y mil veces y le dije exactamente cómo me sentía, "Me alegro de haberme divorciado y NUNCA regresaré contigo, eres demasiado viejo y aburrido para mí ahora.”

La verdad es que lo del marido no tiene nombre, arrastrándose como serpiente para invitar a la ciruela, antes pocha y ahora reventona, al restaurante de antaño. La venganza se sirve fría y la buena señora lo logró gracias al veneno de serpiente.

 Así me gustaría vengarme a mí de todos esos corruptos y mafiosos que nos han robado nuestro bienestar, nuestro sueño y nuestro porvenir. “Nunca regresaré contigo, eres demasiado viejo y aburrido para mí ahora”. Je, je.

¿Para cuando las nuevas elecciones?

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